Esta semana, Ecologistas en Acción detallaba uno de sus informes sobre el CO2 que lanza a la atmósfera la aviación comercial.
Para esta organización, unas 300 mil toneladas podrían evitarse en España si 50 mil vuelos cortos de la península los cambiásemos por el tren. Todo se me hace poco para seguir modelando nuestra conciencia medioambiental.
Sabemos que hay ciudadanos europeos más ejemplares que nosotros, pero también los hay con más retraso. Los amigos de Ecovidrio me contaban recientemente que somos 7 de cada 10 los asiduos al contenedor verde.
Cada vez menos perezosos y más orgullosos de aportar a la salud del planeta: duchas más cortas, grifos cerrados mientras sacamos lustre al diente y reflexión pausada ante los coloridos cubos para distribuir bien nuestra basura.
A la cabeza de este 'despertar' real, los más jóvenes. Los que tiran de los padres. Los que saben todo lo que hay en juego. ¿Y los más remolones? Los poderes políticos y económicos que suelen retroalimentarse y poner trabas a los cambios necesarios. Pues hay que seguir convenciendo al personal. Tenemos sol y viento para donar y para seguir creyendo en un mejor futuro.