En la noche del cuatro de diciembre de 1.980, El ex beatle John Lennon fue asesinado en Nueva York cuando entraba en el edificio de apartamentos en el que residía. El asesino empezó a rodar al cantante horas antes. Lennon y su mujer Yoko Ono salieron por la tarde de su apartamento del edificio Dakota, situado frente al Central Park, para dirigirse al estudio de grabación. Un joven admirador les abordó en la calle. Pidió a Lennon que le firmase su último LP, Double Fantasy. El cantante aceptó y un fotógrafo aficionado captó la imagen. El fan se llamaba Mark David Chapman, su futuro asesino.
Lennon y Yoko regresaron a su apartamento sobre las once de la noche, después de pasar toda la tarde en el estudio. En el portal del edificio Chapman armado con una pistola les estaba esperando. Sin mediar palabra disparó. Lennon cayó malherido. La policía lo trasladó hasta el Hospital Roosevelt, donde ingresó cadáver. Una de las balas le había seccionado una arteria. John Lennon acababa de cumplir 40 años.
Cuatro días después medio millón de personas se reunió en Central Park para rendirle homenaje. El asesinato de Lennon conmocionó al mundo entero. El presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan lo definió como una gran tragedia. La muerte violenta de Lennon simbolizó el final del sueño de la generación de los 60.
Chaman, el asesino, tenía 25 años cuando decidió matar a Lennon. Seguidor de los Beatles, tuvo problemas con las drogas y se obsesionó con la religión. En 1.977 había intentado suicidarse. Su fijación por Lennon llegó a extremos absurdos. Se casó con una joven de origen japonés, como Yoko Ono y llegó a asumir el nombre de su ídolo para firmar algunos documentos legales. Cuando la policía llegó al lugar del asesinato, Chapman no opuso resistencia. El juez le condenó a cadena perpetua.