Mel Brooks es, sin duda, el rey de la parodia; un cineasta que ha sabido reírse de la grandilocuencia de los grandes géneros. Así, parodió el western con la cinta 'Sillas de montar calientes'; también lo hizo con el cine de terror con la celebérrima 'El jovencito Frankenstein'. Y con el género épico histórico con 'La loca, historia del Mundo'. Y con las sagas galácticas con 'La loca historia de las galaxias'; y también con las pelis de aventuras medievales con 'Las locas, locas aventuras de Robin Hood'.
Brooks fue un genio capaz de reírse de su propia sombra, de convertir una película en un puro gag, en una sucesión de escenas surrealistas que ya han quedado grabadas en el imaginario. ¿O es que no es memorable el diálogo entre Gene Wilder y Marty Feldman en 'El jovencito Frankenstein' a cuenta de sus nombres: ¿Fronkonstin o Frankenstein? ¿Igor o Aigor?
José Luis Salas recupera en esta edición del 'Cinerama', dentro del programa 'No son horas' algunos de los pasajes más divertidos de las películas de Mel Brooks.