VÍDEO del monólogo de Carlos Alsina en Más de uno 28/12/2018
Empezó. El movimiento de tierras andaluz. A ver hasta dónde llega, de la presidencia de la Junta hacia abajo en la administración y los cargos de confianza.
Empezó.
Se cumplió el guión (para alivio de Juan Marín, que no las tenía todas consigo) y Vox votó con el PP y Ciudadanos la nueva presidencia del Parlamento andaluz. Sin Vox no sería hoy presidenta la señora Bosquetporque el PSOE votó a la candidata de Podemos, que ni obtuvo la presidencia ni tiene silla en la mesa.
Salieron las cuentas que nos hizo aquí, aritmética cruda, el señor Marín a primera hora de ayer, incluyendo esta añagaza cosmética: para que nadie pueda decir que Ciudadanos tiene un pacto con Vox, los diputados de Ciudadanos votan a un diputado del PP para secretario de mesa y los del PP votan a uno de Vox. Los amigos de mis amigos, no se equivoque usted, señora, no son mis amigos. Juegos florales, o maquillaje de la señorita Pepis, del que dentro de tres meses ya no se acordará nadie. El pacto es a la tres, PP-Ciudadanos-Vox porque sin los tres no sale.La izquierda está por primera vez en minoría en el Parlamento andaluz, por decisión soberana de los andaluces, y en la derecha han descubierto que ellos pueden hace ahora lo que la izquierda ya hizo antes que ellos: allí donde no han ganado las elecciones pero aliándose con otros suman mayoría, pues van y suman. El nuevo actor en la ecuación es un actor incómodo, Abascal, pero no menos incómodo de lo que le parecía Podemos al PSOE hace cuatro años, cuando en lugar de la nueva izquierda eran el populismo extremista de izquierdas, según definición de Simplemente Pedro.
A estas alturas ya sabemos todos lo que va a pasar: el PSOE y Podemos van a reciminarle al PP y Ciudadanos lo mismo que estos les han recriminado a ellos. Que pacten con el diablo con tal de conseguir la poltrona. Para el PSOE y Podemos el diablo es Vox. Para el PP y Ciudadanos el diablo es el independentismo. A Sánchez le recuerdan a diario que debe su presidencia a Puidemont y Junqueras (y a Rufián) y a Moreno Bonilla le están recordando ya, antes de ser presidente, que debe la suya a Santiago Abascal. En estas elecciones andaluzas hemos tenido un primer termómetro de cómo de reprochable le parece al electorado socialista que su partido le deba el gobierno de España a los líderes del procés. En las siguiente tendremos la medida de cómo de reprochable les parece a los votantes del PP y de Ciudadanos que le deban el gobierno de Andalucía a los líderes de Vox.
Y entretanto, a ver cómo sigue la vida.
• A ver si Sánchez consigue aprobar esos Presupuestos que, según él, mejorarán enormemente el bienestar de los españoles.
• A ver si Moreno Bonilla consigue que los andaluces noten pronto la enorme mejora que, según él, tendrá en el bienestar de los gobernados el cambio político en la Junta.
A los hechos habrá que atender, más que a las declaraciones y los argumentarios.
A Zapatero no le han comprado los suyos la ocurrencia ésta del three party. Han elegido otro eslogan para intentar el desgaste.
El pacto de la vergüenza. Si lo dice el portavoz socialista en el Senado y lo dice la portavoz socialista en el Parlamento andaluz (antes presidenta, Susana Díaz) es que se ha decido que se publicite la marca. Esta idea de que Ciudadanos y el PP se han contaminado al entenderse con Vox. La ministra Delgado no volvió a decir más, por cierto, aquello de la derecha, la extrema derecha y la extrema extrema derecha, porque si te pones a sugerir que todos son lo mismo, carece de sentido reprocharles que pacten.
Vamos a ver cómo de contaminado ven a Ciudadanos los socialistas de Castilla La Mancha, o de Madrid, o de Murcia si a la vuelta de las próximas autonómicas tienen oportunidad de sumar con él para gobernar esas regiones.
Susana Díaz intentó que el factor Vox perjudicara a sus dos rivales en la campaña: insistió e insistió en ello en el debate de televisión. Preguntándoles si pactarían con Vox llegado el caso. Al final lo que pasó es que Vox sacó más votos de lo que nadie había imaginado nunca y que pactar, en efecto, pactaron. Ahora la señora Díaz envía este recado a su secretario general, señor Sánchez. Por si tiene intención de cuestionar que ella siga al frente del partido en Andalucía.
Que lo sepa Pedro, que ella de su liderazgo en el partido no se mueve. Bien es verdad que los liderazgos flaquean cuando pierdes contra pronóstico el poder.
En el PSOE de Guipuzcoa ha causado baja un militante apellidado Múgica. Múgica como Fernando, socialista histórico de los que de verdad se enfrentaron al franquismo y se enfrentaron a la opresión etarra. Aquellos que de verdad desfranquizaron España, por usar este verbo que se ha inventado ahora el padre Torra, cuyo currículum como luchador contra la dictadura es desconocido.
José María Múgica se da de baja en el PSE tras contemplar cómo la líder de su partido se fotografiaba feliz con Arnaldo Otegi cocinando la cena de Nochebuena en un reportaje para El Diario Vasco. Allí estaban reunidos Idoia Mendía, Ortúzar, Lánder Martínez de Podemos y el inefable Otegi, condenado por terrorismo e incapaz, aún, a día de hoy de condenar a su nodriza ETA.
Particularmente incómoda para el PSOE la foto de su líder en Euskadi compartiendo comilona con Otegi ahora que está le está recriminando al PP que se fotografíe con la extrema derecha. En Podemos, que son muy de etiquetar a los demás partidos como herederos de algo (el PP del franquismo, Ciudadanos de la Falange, el PSOE de la cal viva —bueno, esto ya no lo dicen porque ahora son colegas—) nunca señalan a Arnaldo Otegi como heredero de Artapalo. El trío que dirigía la banda cuando a Otegi lo detuvieron en Francia como integrante de la mafia etarra.