VÍDEO del monólogo de Carlos Alsina en Más de uno 25/10/2018
Y esto de ayer, ¿a qué vino? ¿A qué vino, presidente? ¿Qué está moviéndose en la trastienda de la operación desinflamatoria?
¿A qué viene desempolvar ahora una intervención de Federico Trillo de hace veinticuatro años en la que éste defendía que el delito de rebelión sólo pudiera imputársele a militares que emplean las armas? ¿Qué argumentarios anda preparando el gobierno y por qué?
Ayer, como usted ya sabrá, el bipartidismo recobró fuerza en el Parlamento por obra y gracia de los dos púgiles: Sánchez-Casado, Casado-Sánchez. Ésa es la pugna que interesa ambos con vistas a la movilización de sus electorados respectivos y a ella se ha entregado con entusiasmo, exageración y brocha gorda, el nuevo líder del PP. Cargando ayer contra Sánchez como responsable y partícipe, dijo, de un golpe de Estado. Es decir, que sin emplear abiertamente la palabra llamó golpista al presidente. Partícipe no deja de ser el que forma parte.
Lo siguiente fue que Sánchez se mostró muy ofendido, todo lo que pudo, y tirando de tono suave para marcar distancias le pidió a Casado que rectificara.
Casado no rectificó y Sánchez dijo que va a romper sus relaciones. Que es algo que se dice para mostrarse aún más indignado pero que luego nunca se hace porque carece de sentido que dos partidos políticos como el PP y el PSOE (añorantes ambos de los años bipartidistas) dejen de relacionarse por una pedrada verbal más o menos burda.
El episodio parlamentario da para editorializar sobre la crispación, la radicalización del PP, el aznarismo y el resto de los clásicos, pero no tiene mayor recorrido político. Ya rompió relaciones Rubalcaba con Rajoy hace cinco años y no sólo no rompieron del todo nunca sino que acabaron entendiéndose mejor que nunca.
Por eso lo interesante de ayer es lo de Trillo.
El presidente del gobierno remitiéndose a lo que sostenía Trillo hace 24 años sobre el delito de rebelión y sus condiciones.
¿Es ésta la forma que tiene el presidente de sugerir que no cabe acusar de rebelión a Junqueras porque ni es militar ni estaba a las órdenes de militares?
Dos consideraciones a este respecto:
• Una: como dijo ayer el presidente, esto es lo que propuso Trillo cuando defendía la reforma del código, pero no es lo que prosperó. Con el código en vigor la rebelión puede cometerla un civil como Junqueras.
• Dos: en 1994 (gobernando Felipe) a nadie —ni siquiera a Trillo— se le pasaba por la cabeza que las autoridades civiles urdieran, desde dentro del Estado, el intento de tumbar la legalidad democrática que el propio Pedro Sánchez lo contó justamente así hace sólo cinco meses. Repetimos, como en el anuncio: cinco meses, que no cinco años. El pasado mes de mayo, al día siguiente de verse con Rajoy en la Moncloa y reafirmar su compromiso con el 155, el líder socialista fue a TVE y anunció su propuesta de reformar el Código Penal para actualizar el delito de rebelión. Éste es el pasaje.
Cinco meses. Han pasado. Sánchez se proponía actualizar el delito de rebelión para que no quedara duda de que la rebelión (así la llamó él) que había cometido el gobierno de Puigdemont y Junqueras pudiera juzgarse como tal.
Mes y medio después, contra pronóstico, Sánchez llegó a la presidencia del gobierno aupado por su grupo parlamentario, el de Unidos Podemos, el PNV y los dos partidos que impulsaron aquella rebelión: Esquerra Republicana y el PDeCAT. Ahora mismo está en marcha una reforma del código penal que impulsa el PSOE —lo comentamos ayer— para las injurias al rey, el enaltecimiento del terrorismo y las ofensas religiosas. Lo que no consta es que haya propuesta alguna del PSOE para reformar el código penal en la línea en que anunció en mayo su secretario general.
Que ha pasado de abanderar esa reforma…
…a evocar al Federico Trillo de hace veinticuatro años.
Esto que viene ahora no lo dijo Sánchez hace cinco meses. Lo dijo hace ocho días.
Nosotros no vamos a subir la cuota de los autónomos por el salario mínimo. Quien interpretara de aquello que el gobierno no iba a subir la cuota de los autónomos se equivocaba. Una cosa es que no la suban como consecuencia del salario mínimo y otra que no la suban porque sí. Y en eso está el ministerio de Trabajo. En fijar cuál será la cotización mínima para los autónomos (a cuánto ascenderá el rejonazo) con el argumento de que sólo sacándoles más se pueden ofrece mejores prestaciones.
El ministerio ha presentado varias opciones a las asociaciones de autónomos, en unas sube la base y en otras los tipos, pero en todas el resultado es que el autónomo, sea el que sea, tendrá que pagar más. Incluidos los que ingresan poco y cotizan lo mínimo. A Pablo Iglesias, guardián de las esencias del acuerdo que firmó en la Moncloa no con el PSOE sino con el gobierno, se le escuchó anunciar que hará que el gobierno recule.
Tic tac, tic tac. ¿Rectifica el gobierno y hace rectificar a la ministra Valerio o protagoniza su primera enganchada con Podemos por incumplir su muy publicitado acuerdo? Continuará.