VÍDEO del monólogo de Carlos Alsina en Más de uno 03/10/2018
El título más repetido esta mañana en la prensa es "Torra amenaza con dejar caer a Sánchez".
No es verdad. No es verdad porque Torrano es nadie. El que amenaza es Puigdemont. O mejor, el que le anuncia a Sánchez que no cuente con sus diputados para aprobar los Presupuestos es Puigdemont. El fantasma de Waterloo usando el cuerpo de su criatura, su cria-torra, para decirle al empático Sánchez que ya no le da margen.
Torra nunca podría hablar en nombre de los dos grupos independentistas que apoyan a Sánchez en el Congreso porque no es portavoz de ninguno de ellos. Ni de Esquerra ni del PDeCAT. Torra sólo es portavoz de su creador, el huido. Y como tal hay que interpretar todo lo que dice. Que es menos de lo que parece porque se pasa el día haciendo discursos pero todos giran en torno a lo mismo. El raca raca. La autodeterminación. O se rinde el presidente y concede el referéndum, o no hay presupuestos generales. Es decir, que no habrá presupuestos generales.
Puigdemont ni amenaza ni avisa.Puigdemont anuncia. Porque los avisos, o las amenazas, se hacen cuando uno busca chantajear al gobierno central para que pague un precio que está en su mano pagar. Los nacionalistas lo llaman negociación y el experto es el PNV. Pero cuando el precio es tan descabellado que no hay manera de pagarlo se llama de otra manera: portazo. Hasta aquí hemos llegado. Con el PDeCAT que no cuente. Con Esquerra ya veremos porque Puigdemont tampoco puede hablar en nombre de Junqueras. Pero la cuenta al presidente Sánchez ya no le sale.
Por eso lo más interesante de la comparecencia express deIsabel Celaá anoche fue cuando le preguntaron si, en ausencia de Presupuestos, habrá elecciones generales. Y la portavoz respondió con esa estilo suyo de pausa larga que hace temblar a los estrategas de la Moncloa hasta que termina la frase.
O sea, que ella, claro, qué va a saber de cuándo las va a convocar Sánchez. Hombre, si el presidente es coherente con lo que él mismo viene anunciando, lo siguiente será asumir que no saca adelante las cuentas, liquidar la legislatura y convocar elecciones generales. Ahora bien, estamos hablando de Sánchez. El presidente junco que lo mismo se compromete a celebrar elecciones cuanto antes que a no celebrarlas mientras pueda evitarlo. Su criterio es voluble. Y en su mano estirar la tramitación de los Presupuestos el tiempo que le parezca pertinente porque hasta que no se voten y pierda, no tiene por qué darse por derrotado.
Apunte añadido: Sánchez acaba de constituir su comité de campaña (con Iván Redondo de estratega jefe desde su despacho de la Moncloa) y tiene ya el argumentario tan estudiado que ayer se lo puso en un papel a Isabel Celaá para que fuera colocándonoslo. Dice así: este gobierno empático es quien busca la solución al problema, pero a un lado tiene a gente como Torra, que amenaza y alienta a los radicales, y al otro al PP y C’s, que crispan, tensionan y no apoyan en una cuestión de Estado al gobierno. O en la voz de Celaá, esto sobre Torra…
…amenaza y alienta a los radicales, menudo personaje, eh, el interlocutor al que el gobierno tiende su mano. Y esto sobre el PP y C’s…
El gobierno empático, simpático, dialogante y conciliador, en medio. Atado de manos porque los radicales de uno y otro lado, ¿verdad?, no le han dejado solucionar la cuestión catalana. ¿Qué necesita Sánchez? ¡Señora, más diputados! ¿Dónde se consiguen los diputados? Ya lo sabe usted, en las elecciones generales.