VÍDEO | ÓPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Termina la angustia de no saber. Empieza el desgarro por la pérdida de Gabriel"

Mañana de duelo. Mañana de estupor. Mañana de desgarro. Mañana de ausencia.

Carlos Alsina | @carlos__alsina

Madrid | 12.03.2018 08:13

Hace doce días su nombre empezó a hacérsenos familiar. Gabriel Cruz Ramírez, ocho años, desaparecido.

• Supimos de su madre, Patricia; de su padre, Angel; de la abuela Carmen, que era la última que lo había visto.

• Supimos de Las Hortichuelas, de las Negras, del paraje que peinaron decenas de voluntarios instruidos por la guardia civil. De la depuradora, de las balsas, de la camiseta.

• Supimos de cómo era él. Curioso, alegre, ocurrente, responsable.

Mientras no se sabe qué ha sido de un desaparecido pervive la esperanza de que pueda aparecer, extraviado, liberado por alguien que lo mantuviera retenido. Pero junto a la esperanza de la familia —esa esperanza que a veces flaquea—, lo que crece sin remedio es la angustia de no saber. La falta de certezas, la impotencia, ese agujero interior que se va haciendo más grande cada vez que una madre o un padre se preguntan dónde estará ahora mismo mi hijo, cómo estará, qué sentirá, qué le pasó.

Ahora que el cuerpo del niño se ha encontrado, termina la angustia de no saber y empieza el desgarro por la pérdida y por las circunstancias en que esa pérdida se ha producido.

El dolor de por vida. De una vida, la de los padres, la de la abuela, que nunca será ni siquiera parecida a lo que fue.

• Hoy hay una madre y un padre que, al cabo de doce días de deshacerse por dentro, terminan de romperse porque se ha quedado sin hijo.

• Hoy hay un hombre que sabe que el mayor dolor que cabe causarle a un padre se lo ha causado a él la mujer a la que ama. Cómo nadie puede encajar eso.

• Hoy hay una abuela que nunca se perdonará, por más que no sea culpa suya, haber dejado ir al nieto a casa de la prima y pasar la tarde creyendo que estaba allí, seguro y jugando con los otros niños.

• Y hoy hay una hija, adolescente de veinte años, que descubre que su madre, Ana Julia, es capaz de llevar el cadáver de un niño en el maletero del coche para deshacerse de él por segunda vez.

La guardia civil completará la investigación.

Detenida esta mujer, Ana Julia Quezada, novia del padre y atrapada ayer cuando regresó a su casa de Vícar con el cuerpo de Gabriel en el maletero del coche. Testigos de la detención, sus propios vecinos.

Venía de una finca a cuatro kilómetros de Las Hortichuelas. Es allí donde estuvo el cuerpo del crío todos estos días.

Ahora que se conoce todo lo que ella callaba mientras participaba en la búsqueda, estremece repasar sus declaraciones a los medios de comunicación estos días atrás.

La mayoría de los menores asesinados en España lo son a manos de alguien de su propia familia o de su entorno inmediato. La investigación siempre empieza por aquellos que le conocen, y a menudo es ahí también donde concluye.

Habrá juicio, habrá sentencia, habrá (previsiblemente) condena.

Se hará justicia. La justicia punitiva que castiga a quien le quita la vida a un niño. Porque la otra, la justicia reparadora, en un caso como éste seguramente no llega nunca.

La manifestación de ayer no la dio en directo TV3. La convocaban los de siempre, la Asamblea Nacional Catalana. Con el motivo de siempre, la República Catalana, la desobediencia y el resto del repertorio. Y hubo gente manifestándose, 45.000 dice la guardia urbana de Barcelona. Pero…esta vez TV3 no hizo un especial con helicóptero y comentaristas indepes para ensalzar el éxito de la movilización sin precedentes. Por qué será que a quienes dirigen la televisión autonómica no les parece oportuno dar demasiada cancha ahora mismo a Alcoberro y compañía recriminando a Esquerra y al PuigDeCat que no arremetan contra la Constitución y contra el Estado español, como en los viejos tiempos.

Los oradores elegidos por la ANC agarraron el micrófono ayer para abroncar a los partidos independentistas por haber aflojado en la arremetida. Por decir que la República fue una cosa simbólica y sin consecuencias. Por haber dejado tirada a la población que el 27 de octubre pensó que ya eran una nación independiente.

Alcoberro, el hombre que sucedió a Jordi Sánchez al frente de la organización agitadora, hizo ayer cuanto pudo para que pareciera que aún tiene alguna influencia en la política catalana. Ahora proclama que la República ya existe con el mismo éxito con que hace un mes sostenía que habría nuevo gobierno en Cataluña de manera inminente. Está fuera de onda y nadie le cuenta, en realidad, nada.

Para hoy, acuérdense, el presidente del Parlamento Nuevo Tono Torrent había convocado un pleno para investir presidente a Jordi Sánchez. Bueno, para intentarlo, porque la CUP aún no había dicho que fueran a votarle. Torrent convocó el pleno porque le dijeron que lo convocara --los de Esquerra y el PuigDeCat, que ya habían pactado el reparto de los sillones y de la radiotelevisión pública—, pero lo hizo a sabiendas de que no habría pleno porque el juez Llarena difícilmente iba a permitir que el Jordi saliera de la trena (preventiva). Lo que necesitaba Esquema, o sea, Torrent, para deshacerse del ungido por Puigdemont, el Jordi, era que el juez pusiera en un papel que no ha lugar al permiso penitenciario. Y una vez que el juez lo hizo el viernes, Torrent, con gran dolor de su corazón, ¿verdad?, mandó el pleno de hoy a tomar viento.

Está siendo durísima la actividad de Torrent como presidente de la cámara. Entre convocar y desconvocar plenos de investidura se le está yendo la juventud a este hombre.