Monólogo de Alsina: "Si Radio María ha funcionado, por qué no la radio independentista de Convergencia"
Cada vez tenemos más competencia. En la radio. No se quejarán ustedes de falta de opciones entre las que elegir. Tienen Onda Cero. Tienen la BBC. Tienen la Radio Popular de Vladivostov, que se puede escuchar por internet. Y tienen, a partir de ahora, la Radio Más. La radio de Artur Mas. Que en inglés se diría Artúr’s Radio. Pero a la que le han puesto otro nombre más acorde con los tiempos que corren. “La radio del sí”.
El Partido Demócrata Catalán, que antes se llamaba Convergencia y que sigue siendo Convergencia aunque le hayan hecho un revoque de fachada, apuesta —atención— por la radio para predicar su buenanueva independentista. Si a Radio María le ha funcionado la radio confesional, por qué no iba a funcionarle al PdeCAT su radio evangelizadora en la fe de la autodeterminación.
Los convergentes se meten a locutores. Nace una radiofórmula rupturista. No por su estilo sino porque predica la ruptura. Dices: pero si para eso ya estaba TV3. Y Cataluña Radio. Ya, pero al PdeCAT se ve que no le basta y quiere tener un canalillo con su propia marca. Lo han llamado “La radio del sí”.
Es cierto: variada en sus contenidos no parece que vaya a ser. Consiste en que a las 17.14, con la puntualidad del Ángelussecesionista, se aparezca ante los devotos oyentes Miquel Calzada, Mikimoto, para leerles el salmo responsorial. Que dice:“Puigdemont es mi pastor / nada me falta”.
En la Radio del sí sólo se puede decir “sí”. ¿Cómo están ustedes? Síiii. ¿El sí a qué? Pues a qué va a ser, a la independencia. En el referéndum ése que aún no está convocado pero para el que ya hacen campaña los convergentes por su lado y Esquerra por el suyo.
Esta Radio del sí tiene la línea editorial más sintética que ha conocido nunca en una radio. La línea es “sí”. Al gusto de los tiempos que corren: se llevan los eslóganes sintéticos. “Sí es sí”, evolución del “no es no”. “O referéndum o referéndum”, que dice Puigdemont. Y todo así, de una profundidad encomiable.
“Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre” (repetid conmigo) “Puigdemont es mi pastor / nada me falta”. No somos quienes para dar consejos a la joven emisora (o lo que sea) recién llegada, pero debería ser estricta en los contenidos que emite. Que acepte sólo canciones que tengan la palabra“sí”, como hacía José Ramón Pardo en Antena3. Eso sí es una radio temática.
Emitiendo sólo temazos del sí. Los Ronaldos. Hasta que digas sí. La canción de la selección de Colombia. O, en versión plurilingue, este temazo de Madness. Reiterativa, machacona, gota malaya.
Sólo canciones del “sí” y sólo gente que diga muchas veces “sí”. Como este locutor de ascedencia gallega. La Radio del sí va a ser un tiro. Y por si no les funciona, plan B, ya tienen preparada la ley ésa de la transitoriedad jurídica para meterle mano a los medios de comunicación privados. Nos quieren convertir a todos en la radio sí por sus narices.
A las nueve estará aquí Oriol Junqueras, vicepresidente independentista y, en opinión de medio gobierno de España, un golpista. A Puigdemontanoche le preguntaron por Cospedal. No se entera mucho de qué va la cosa. No es por la conferencia. Es por la ley secreta.
Hablaremos con él de la campaña que está en marcha para un referéndum que aún no existe —no hay decreto de convocatoria— y de la carta que le ha enviado Puigdemont a Rajoy diciéndole que ya es imprescindible (o impepinable) sentarse a dialogar sobre lo que quieren los catalanes, o traducido, rendirse y tragar con que haya un referéndum aun sabiendo que la ley no lo permite. “Quedo a la espera de su respuesta”, le escribe Puigdemont, aunque a la vez sigue anunciando que sin respuesta o sin ella el referéndum llegará como muy tarde en septiembre.
El País sostiene hoy que el gobierno central tiene elaborado hace meses un memorando secreto con todas las actuaciones que se llevarían a cabo para impedir, a toda costa, que haya urnas para un referéndum ilegal. Entre las actuaciones se incluye la aplicación del articulo 155 de la Constitución que permite, con la bendición del Senado, que el ejecutivo asuma, por ejemplo, el control de los mossos de esquadra y de los funcionarios que hoy dependen de la administración autonómica.
Pedro Sánchez ya ha ocupado su despacho de Ferraz. El retorno. Un parado menos en España. El sufrido ex diputado vuelve a tener trabajo. El que él quería: comandante en jefe del Partido Socialista y ángel exterminador del susanismo (o de sus cenizas).
Tan sonriente como siempre —a veces la sonrisa es sincera, a veces es pura mueca—, el renacido ha empezado a marcar territorio. Escoger portavoz del grupo parlamentario le corresponde a la dirección colegiada del partido, pero en ausencia de nueva ejecutiva el líder ha tirado millas y ha ungido ya a uno de los suyos, José Luis Ávalos, como relevo para un Antonio Hernando cuyo único horizonte es el ostracismo. O abandonar la política y buscar acomodo en otro sitio.
Ávalos prestará su cuerpo a Sánchez para que éste pueda hacerse carne en el Parlamento. Si ve usted a un señor con barba y frente despejada, no se equivoque, ése es Sánchez. Cuya segundo anuncio ha sido que en la nueva ejecutiva no tienen sitio los barones —ni en la nueva Ejecutiva ni, a la larga, en ningún sitio, pero esto no lo va a decir abiertamente el líder— y cuya tercera decisión es que el PSOE no va a apoyar las mociones de censura con las que se ha encaprichado el partido Podemos. Las dos mociones de censura: a Rajoy en las Cortes y a Cristina Cifuentes en Vallecas.
A lo más que puede aspirar Pablo Iglesias es a que el grupo socialista se abstenga. A lo más. Porque al final lo que se vota no es si Rajoy lo hace bien o mal, sino si Pablo Iglesias debe reemplazarle como presidente. Y a Sánchez no se le va a olvidar nunca que Pedro, el afable Pedro que ahora le hace guiños para intercambiar mociones, votó “no” a su investidura de marzo. Si Pablo hubiera dicho “sí” Pedro habría sido presidente y se habría ahorrado el sangriento comité de octubre y su penosa experiencia en el paro.