Lo de Granados se quedó en menos de lo que se anunciaba.
No fue Ricardo Costa en el juicio de la Gürtel admitiendo la existencia de una caja B, contando cómo Orange Market facturaba a los empresarios por servicios falsos, asumiendo que él formaba parte del entramado —como secretario general que era— y disparando contra su mentor, Francisco Camps.
Francisco Granados también fue secretario general del PP, en Madrid, pero él sostiene que el verdadero capataz no era él sino su peor enemigo, Ignacio González. Y que la estructura paralela para acarrear dinero al partido era cosa de Nacho, no de él. De Nacho y de Cristina Cifuentes, a la que Granados también detesta.¿Y Esperanza Aguirre? Bueno, Esperanza Aguirre lo controlaba todo en Madrid. Y por todo entienda usted lo que le parezca.
Pero vamos, que él no acusa de nada, dice. Él sólo se defiende.
Si la fiscalía dependiera de Paco Granados para afirmar la financiación irregular de su partido, poco podría hacer. Porque el secretario general más que encender el ventilador (un ventilador de verdad) lo que ha hecho es tirar balones fuera.
No fue Costa en la Gürtel porque Costa empezó por asumir lo suyo.
Bien es verdad que Costa mantuvo una versión distinta hasta que empezó el juicio, la hora de la verdad de las responsabilidades penales. Y que a Granados aún le queda instrucción por delante antes de verse ante el tribunal que lo juzgue. Tiempo tiene, si de verdad tiene algo más que ofrecer, para presentarlo.
De momento ha conseguido incomodar a su antigua mentora, Aguirre, y a la presidenta de ahora, Cifuentes. Pero incomodar no es incriminar. El juez decide ahora si de aquí sale una citación para alguna de ellas.
Deja, eso sí, la bondadosa descripción que hace Granados de sí mismo como persona desinteresada que pasa por los cargos sin guardarse nada.
Hay apuestas que tienen poco riesgo.
Yo ayer hice una. Con ustedes. ¿Qué se apuestan a que en la comida-boda que montó Rajoy con sus delegados regionales (los barones) no se hablaría ni de cambiar ministros, ni de falta de empuje del gobierno, ni de averías en el partido, ni del desplome en Cataluña ni de por qué la cuestión catalana les quita votos en lugar de dárselos?
Pero hombre, Maillo, dicho así parece que hayan almorzado ustedes en Silos. Sin abrir la boca ni en el primero, ni en el segundo, ni en el tercer plato. De algo hablarían. Hablemos de nosotros. O sea, de Montoro. De la financiación autonómica y de que no habrá quitas para nadie, a quién se le ocurre ni siquiera plantearlo, hombre.
Hablaron de cómo negociar la financiación autonómica y ya está. ¿Rivera, dice usted? Rivera era Rebeca. La presencia de la que no se habla. El elefante en la habitación: un elefante enorme y pintado de llamativo color naranja. Como para no verlo.
Algo raro sucede cuando la versión oficial presenta como lo más normal del mundo justo lo que no lo es.
¿Es normal que un partido que gobierna España, que hace seis años obtuvo el 45 % del voto, que hace dos se quedó en el 33 % y que según la encuesta del CIS estaría ahora en el 26 % se pregunte por qué se le están yendo los votantes, a dónde se están yendo y qué es lo que ven en Ciudadanos que ya no ven en el PP de siempre?
Pues oiga, sí. Parece bastante normal. Como diría Rajoy.
Y, sin embargo, cuando se le pregunta a Maillo, que es el que salió ayer a dar la cara, dice que no le han dedicado a Ciudadanos ni un segundo.
Ni un segundo. Y por si no fuera suficiente, no le han dedicado…
Ojo, Fernando, un minuto es más que un segundo. ¿Está usted seguro de que ningún comensal de esta legión que se juntó ayer en Génova dijo algo sobre Rivera?
Pero es que cuesta creer que estando las encuestas tan en boga…
Vale, vale, nada de nada de nada. Le faltó a Maillo ponerse en Raphael, en honor al jefe que él sane que le gusta.
En realidad, y aunque el portavoz dijera lo contrario, sí hubo alguien en esa reunión que reclamó dar la batalla contra Ciudadanos. Desmontarle el discurso haciendo ver sus inconherencias. Fue Fernández Mañueco, el presidente del PP de CyL.
El hombre que nombró al elefante naranja que estaba en medio de la sala pero al que todos fingían no estar viendo. Y fue Rajoy, según la crónica de El Independiente, quien añadió que arremeter contra el socio con el que uno está intentando pactar (los Presupuestos) no parece una buena idea, pero…que si es el socio el que arrea entonces hay que salir a responderle. En realidad Rajoy lleva ya unos cuantos fines de semana lanzando dardos a Albert Rivera. No lo bastante gruesos como para abortar la negociación presupuestaria pero sí con lo bastante frecuentes como para avisar de que no va a quedarse quieto.
En otros tiempos en la radio recibíamos muchas cartas. Escritas a mano, con su sobre, su sello y direcciones a menudo incompletas o con nombres cambiados. Pero llegaban.
Ahora ustedes envían notas de voz, guasaps, correos electrónicos. Sólo de vez en cuando uno va al casillero donde le dejan aquí el correo y se encuentra con una carta escrita a mano.
Y sólo de vez en cuando decide compartir esa carta con ustedes. Hoy es uno de esos días. Ahora van a ver por qué.
Hay cartas que merecen la pena ser leídas. Aunque le quiten un minuto a Puigdemont.
Estimado aunque no conocido Carlos, dice la carta:
Es la primera vez en años que cojo un boligrafo y me pongo frente a un folio en blanco sin utilizar un editor de texto. La razón es simple: la ocasión lo merece.
Mi nombre es Germán. Vivo con mi pareja desde hace nueve años y tengo dos hijos de 3 y 1 año, Marcos y Angel.
Hasta hace tres meses era feliz y no lo sabía.
Con el trabajo de mi pareja y el mío vivíamos bien, holgadamente. Tuvimos un verano ‘typical spanish’, con hotel todo incluido en la costa onubense.
He dicho que hasta hace tres meses era feliz. A principios de octubre a Marcos, mi hijo de tres años, le apareció una mancha rojiza en la nariz que poco a poco se le fue extendiendo por la cara. Le aparecieron también unos extraños granos simétricos en algunas articulaciones del cuerpo. Notamos que nos pedía que lo cogiéramos en brazos continuamente, pero lo atribuíamos a los celos que pudiera tener de su hermano pequeño.
Dos meses después, tras consultar a cinco médicos, recibir 27 pinchazos, radiografias, resonancias, electromiografías y una biopsia muscular en el muslo izquierdo, tres letras comprimieron mi pecho. D. M. J.
Tardé un mes en pronunciar correctamente su nombre: Dermato Mio-sitis Juvenil.
• La primera parte de la palabra quita hierro a la realidad de padecer dicha enfermedad. Suena a un acné, ¿verdad?, a algo estético.
• El problema viene con la segunda parte de la palabra; Mio-sitis, es decir, inflamación del músculo.
• Lo más terrible viene con la tercera: Juvenil. La gravedad de esta tercera creo que sólo te llega al alma si tienes hijos y te alojas durante un mes en el hospital materno-infantil.
La DMJ es una enfermedad autoinmune poco común. Tu sistema inmune deja de ser un fiel guardián para transformarse en un despiadado dragón que ataca la musculatura, la piel, los vasos sanguíneos y en ocasiones, los órganos vitales. Provoca lesiones cutáneas, musculares, ausencia de movilidad, dolor, cansancio.
Hay quien llama a esta enfermedad la “enfermedad invisible” porque lo único visible son las lesiones cutáneas. Por lo demás, el niño parece un crío “vago” que lo único que quiere es estar tumbado, dormido, no ir al colegio y que lo lleven en brazos a todas partes.
Por suerte, a Marcos el Dragón solo le echó su aliento y le dijo “estoy en ti y puedo molestarte”.
Pero sólo con eso, Marcos ya no puede subirse a la cama, no puede caminar más de 30 metros sin sentarse, ha tenido que cambiar el tobogán por el banco del parque y han cambiado mis gritos para que me esperara en los pasos de cebra por mis gritos de ánimo para que siguiera caminando.
Por desgracia, esta enfermedad no tiene cura. No se puede matar al Dragón. Sólo podemos dormirlo, aunque al precio, elevado, de los efectos secundarios de los medicamentos.
Afortunadamente para mi, no estamos solos en esta lucha. Marcos, Rafa, Zoe, Ana, Lucia, Daniel, Beltran, Andrés, Nancy, Henar son algunos nombres de una pequeña lista de guerreros de elite que están en primera fila luchando contra este Dragon. Ellos saben que la victoria solo se conseguirá cuando maten al dragón y se repartan el tesoro que tan celosamente guarda éste: su niñez.
El motivo de esta carta, Carlos, es dar a conocer la lucha diaria de estos héroes para que médicos, padres y la sociedad en general no tarden, como yo, un mes en saber pronunciar estas palabras: Dermato Mio-sitis Juvenil.
Sin más que decir y pidiendo disculpas por mi caligrafía,
German Sevilla.
Montilla.
Febrero de 2018.