OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Creíamos que la desunión tras el 11-M no pasaría en otros países, pero los británicos ya se parecen a nosotros"

Han terminado pareciéndose ellos a nosotros. Se acabó aquello de tenerles como modelo de los usos y costumbres de las democracias más sanas. Las más consolidadas, que se decía en otros tiempos, las de más larga historia. La saludable democracia británica. Cuyos dirigentes políticos más significados se van pareciendo cada vez más a los nuestros.

Carlos Alsina | @carlos__alsina

Madrid | 27.10.2017 23:33

Hace una semana mencionamos aquí que la señora May, primera ministra que encabeza por primera vez la candidatura de su partido, se había escaqueado del debate en televisión. Qué tiempos aquellos en que aquí nos rasgábamos las vestiduras, con razón, porque los presidentes rehuían los debates. Y decíamos: esto en el Reino Unido sería inaceptable. Pues ha dejado de serlo.

Cuando se produjo el 11M en España, en semana electoral, y el gobierno jugó a mantener la duda sobre la autoría y salió Rubalcaba en televisión acusando al gobierno de mentir mientras cientos de personas rodeaban la sede del PP atribuyendo el atentado a nuestra presencia en Iraq (nos mataban por culpa de Aznar, ésa fue la idea), muchos comentaristas dijeron: esto sólo puede pasar aquí, utilizar un atentado como munición electoral en vísperas de urnas. Qué diferencia, lamentable, con los demás países europeos, las democracias consolidadas donde se hace piña con el gobierno cuando los terroristas asesinan. Pues también eso ha dejado de ser patrimonio —-si alguna vez lo fue— de la política española. En el Reino Unido no sólo está recibiendo piedras el gobierno de la oposición laborista. También de personas vinculadas al Partido Conservador que formaban parte del equipo de David Cameron.

Éste es Jeremy Corbyn, candidato de la izquierda a la jefatura del gobierno británico. El domingo, cuando aún estaba acordonado el Borough Market, ya responsabilizó a la primera ministra de haber recortado el presupuesto de la policía y haber aumentado, así, la inseguridad a los británicos. Ayer insistió en el mismo mensaje engañoso para añadir que Theresa May debería dimitir. Engañoso porque, partiendo de un dato —hay menos funcionarios de policía que en 2010— lo que pretende generar es un hecho no comprobado: que de haber más policías contratados no habría habido un asesinato múltiple en Londres este sábado. Y esa afirmación es, como poco, imposible de verificar.

En 2005 no se había recortado presupuesto alguno y un grupo de británicos yihadistas reventaron tres vagones de metro y un autobús. Cincuenta y seis asesinados, setecientos heridos. Gobernaba el Partido Laborista de Tony Blair.

Lo más fácil, después de ocurrido un atentado, es echarle la culpa al gobernante por haber tomado una u otra decisión. El actual líder del Partido Laborista está en ello. Y la primera ministra, cuya decisión de anticipar las elecciones se le ha vuelto en contra, trata de darle la vuelta a ese debate. ¿Cómo? Intentando convencer a la opinión pública de que el problema no es el número de policías, sino lo que les está permitido hacer. Por ejemplo, disparar a quien supone un riesgo.

En la cuenta atrás ya para las elecciones y con las encuestas reflejando una ligerísima ventaja para el partido en el gobierno, la señora May se está jugando el liderazgo de los conservadores. Theresa MayDay. La frase que ella pronunció el domingo con intención de sonar firme y categórica, “enough is enough”, “ya basta”, podría acabar siendo su epitafio político. Un grupo de mujeres musulmanas, con la cabeza cubierta, asistió ayer al acto en memoria de las víctimas junto al puente de Londres.

Los líderes religiosos del islam en el Reino Unido, incluyendo a más de cien imanes, se han negado a rezar oración fúnebre alguna por los tres terroristas del sábado. Difundieron ayer un comunicado en el que califican a estos individuos de asesinos que, a sangre fría, siembran la muerte y el terror y pretenden ganarse una legitimidad religiosa que ni tienen ni merecen. Es la primera vez que los imanes rehusan hacer rezo alguno por los yihadistas muertos. Y explican que lo hacen porque ha de quedar claro que los musulmanes de bien no sienten ni comprensión ni empatía alguna con los criminales. A estos líderes religiosos musulmanes sí parece que les ha hecho efecto el “enough is enough”.

De los tres asesinados, la policía ha difundido la identidad de dos de ellos. Un tal Rachid Redouane y un tal Khuram Butt, éste último ciudadano británico de familia pakistaní, 27 años, y denunciado hace dos años por uno de sus vecinos por su actividad de propaganda islamista. La policía ha admitido que este individuo fue investigado pero que no se halló nada que le convirtiera en sospechoso de actividades violentas. Propaganda sí que hacía: aparece grabado en un documental que se emitió el año pasado, El yihadista de la puerta de al lado. Junto a un grupo de tipos como él que coloca una bandera negra del Daesh en un parque de Londres y se arrodillan todos para rendirle tributo.

Después discuten con un policía que les pide la documentación y les pide que le entreguen la bandera. Ahí se le ve, fugazmente, a este Khuram Butt, uno de los tres criminales para los que no habrá oración fúnebre.

Ni un día sin Puigdemont. Hoy convoca el presidente de carambola a los partidos y organizaciones que quieren referéndum en Cataluña.

¿Objetivo? Presentarse como el abanderado de un clamor social mayoritario. ¿Problema para Puigdemont? Que le puede salir un nuevo gatillazo si los Colaus y los Podemos insisten en que ellos sólo apoyan un referéndum que sirva para algo.