OPINIÓN

VÍDEO del monólogo de Carlos Alsina en Más de uno 14/11/2018

El día del adiós a un artista cuya voz ha escuchado usted más de una vez seguro. Y más de mil si le gustan los boleros.

Carlos Alsina | @carlos__alsina

Madrid | 14.11.2018 08:17

Lucho Gatica, chileno universal, se murió anoche.Con noventa y cinco años y habiendo estado en activo hasta el final. Su último disco es de hace sólo cinco.

Los mayores hits de nuestra historia política, los éxitos más populares y que más han perdurado, lo fueron sin pretenderlo.

Cospedal no pretendía que el mundo la recordara por 'la indemnización en diferido' de Bárcenas.

• Ni Zapatero por 'la tierra no pertenece a nadie, salvo al viento'.

• Ni Felipe por 'la opinión pública y la opinión publicada'.

• Ni Rajoy por '¿y la europea?'.

• Ni Ana Botella por el 'relaxing cup of café con leche'.

'Gato blanco o gato negro, lo importante es que cace ratones'. 'El concepto discutido y discutible'. 'Un vaso es un vaso y un plato es un plato'. 'Estamos implementando la república catalana'. En fin.

Grandes éxitos de nuestros dirigentes políticos que surgieron de discursos perfectamente serios.

Hace doce días Carmen Calvo parió un hit sin darse cuenta. Ella se tomó muy en serio el ejercicio de trilerismo con el que pretendió convencer a los periodistas de que no puede reprochársele incoherencia a Pedro Sánchez porque ahora tenga criterios distintos a los que tenía cuando estaba de opositor. Sánchez era una cosa y el presidente es otra.

Se reía la vicepresidenta pero no del público allí presente, sino de lo evidente que le parecía a ella la explicación a lo Barrio Sésamo: 'Esto es arriba, esto es abajo; éste es el presidente, éste es Sánchez'. La perplejidad dio pie a la chanza y la chanza ha dado pie a la coña marinera. Ya es un hito. La fabulosa historia del doctor Sánchez y míster ¡ay! (lo que dijo).

Prueba del éxito de la ocurrencia es que Pablo Casado ha escogido preguntarle dentro de una hora al presidente, en la sesión de control (y haciendo gala de una sintaxis manifiestamente mejorable) si está de acuerdo el presidente del gobierno con la opinión de Pedro Sánchez afirmando que si no se aprueban los Presupuestos o se anticipan elecciones o hay que someterse a una cuestión de confianza. Quiere decir que si está de acuerdo el presidente con lo que Pedro Sánchez afirmó hace medio año.

Cuando creía que Rajoy se iba a estrellar en su intento de que Ciudadanos y el PNV le aprobaran los Presupuestos de 2018. La obligación democrática de convocar elecciones o someterse a la cuestión de confianza ha dado paso a este Sánchez de ahora que dice tener la misión, encomendada por el pueblo, de durar en la Moncloa cuanto pueda con presupuestos o sin ellos.

La hemeroteca es demoledora para el presidente en casi cualquier asunto, de ahí que sea admirable que, sin haberlo pretendido, la señora Calvo le inoculara hace doce días el antídoto. Ya da igual lo que se le recuerde a Sánchez. Ella marcó el camino. De lo dicho antes de gobernar, cero patatero. La historia de nuestro presidente empezó el día que prometió su cargo sin crucifijo. Sánchez nació, a todos los efectos, ese día. Y pretende jubilarse no ya en 2030 (que fue el horizonte que él mismo se marcó para su proyecto) sino en 2040 o en 2050, cuando en España ya sólo se vendan coches eléctricos si es que la gente sigue comprando coches (que vaya usted a saber, señor) y cuando Puigdemont sea un mal recuerdo. Hasta el 2050 o más allá y sin necesidad de aprobar unos Presupuestos.

En realidad, la pregunta de la mañana es la que va a hacerle Dolors Montserrat a la vicepresidenta. Dice así: ¿cree el gobierno que la paciencia de los españoles es infinita? Sin más contexto. Ojo que cuando hace una pregunta abierta se lanza luego Montserrat a amontonar asuntos y le sale un potaje que no saben por dónde coger ni sus compañeros de asiento.

Hay otras dos preguntas interesantes hoy, pero éstas no se van a responder en el hemiciclo.

• La primera es qué habrá preparado Tezanos para Andalucía. A la hora de comer difunde el Centro de Investigaciones Socialist… perdón, Sociólogicas (siempre me pasa lo mismo) la encuesta de intención electoral para el dos de diciembre. Que si sale muy bien Susana Díaz sus adversarios dirán que es tezanismo puro, o sea, bullshit, y si sale muy mal dirán que es para movilizar a su electorado, o sea, más bullshit. Con todo, ya verán como todo el mundo le hace caso a lo que diga el Manifiesto Tezánico.

• Y la otra pregunta es con cuántas bajas terminará la guerra. La guerra que le ha declarado el general Rodríguez a Manuela Carmena siguiendo instrucciones de su comandante en jefe, Pablo Iglesias. No es un secreto que si si Iglesias pudiera, mandaba a Carmena a su casa a hacer magdalenas y le daba al general otro ascenso. Pero no puede. No puede porque el tirón electoral de la nueva izquierda (cada vez menos nueva, por cierto) en Madrid no lo tiene Podemos, lo tiene Carmena. Como bien sabe Errejón, que se puesto bajo la advocación de Carmena para intentar ganar él, por fin, alguna cosa.

Iglesias lleva tres años hablando del gobierno municipal de Madrid como si fuera suyo (hay que ver lo bien que gestionamos los de Podemos) pero precisamente hoy, y si hay que ponerse rigurosos, Podemos es quien menos gobierna Madrid porque seis concejales están suspendidos de militancia. Son concejales pero no son Podemos. De modo que quien gobierna Madrid, con el apoyo del PSOE, es el Partido Carmenista, 'Unidos Carmenos'. Y a quien le está haciendo la guerra Iglesias, a la vez que intenta que no le mande del todo a hacer puñetas, es a la líder de ese nuevo partido, la señora que amagó con jubilarse pero que ahora le ha cogido gusto a reivindicar su independencia. Carmena ha salido respondona. Bueno, Carmena y Rita Maestre y García Castaño y José Manuel Calvo y los otros.

La unidad de medida de la gravedad de las crisis en Podemos es el número de entrevistas que dan sus portavoces. El número de apariciones es inversamente proporcional a la profundidad de la grieta. Hoy se han propuesto hablar poco, tirando a nada. Pero a Pablo le esperan los periodistas, micrófono en mano, en el patio del Congreso.