CAPÍTULO 33

Historias del Valle sin retorno: Fumar como un carretero / Chain-smoking

El agente del FBI Chuck Madera apaga de mal humor el cigarrillo. “¿Qué te pasa?” le pregunta su compañero de patrulla. “Es mi hermana” le responde Chuck. “Le ha vuelto a dar dinero a mi hijo. Doscientos dólares por su cumpleaños.” “¿Y eso es malo?” replica sorprendido el agente Glover. “Pésimo” confirma Madera.

Guillermo Fesser

Madrid | 19.02.2016 23:37

“Eso significa que le tendré que soltar yo otros 200 a mi sobrina por su cumpleaños y me viene como el culo.” “Deberías de haberte quedado en el laboratorio si lo que te preocupa es el dinero, Chuck.” “Pagan mejor, Glover, pero es más aburrido. ¿Quién quiere pasarse la vida mirando por un microscopio? De haberlo sabido antes, me hubiera ahorrado el masters de MIT. Aún estoy pagando el crédito de la maldita universidad.” La agente Leah Hunter interrumpe la conversación. “¿Estáis fumando aquí?” “No” corta por lo sano Madera. “¿Qué pasa?” “Un tal Corcoran, de Medio Ambiente, pide hablar con desaparecidos.” “¿De dónde llama?” se interesa Glover. “Dice que está en Dannemora.” “Ah… Eso es Nueva York. Dile que hable con la oficina del Sheriff” contesta Madera.

“Whatever” se encoge de hombros la mensajera mientras abandona el despacho. “Entonces, ¿qué? ¿Tenemos o no tenemos caso?” resopla frustrado Glover mientras observa en la corchera la foto de Kathy Donahue. “No tenemos una mierda hasta que aparezca el cuerpo” reconoce Chuck Madera volviendo a encender un pitillo. “Aunque…” “Aunque te gustaría incriminar al señor Nobel, ¿verdad, Chuck? No tenemos pruebas pero no te cae bien el doctor.

Se te vio el plumero desde el primer día. Los de MIT no podéis soportar a los de Harvard.” “No es eso, Glover” protesta Madera. “Ah, ¿no? ¿Entonces por qué estáis siempre picados con nosotros? ¿Algún problema de inferioridad?” “Supongo que Cambridge no es suficientemente grande para albergar dos universidades” sonríe el agente Madera intentando quitarle hierro a la conversación. “¿Has visto The Martian?” “Sí he visto El Marciano” le responde Glover. “Pues que te quede claro que por mucho que presumáis de Harvard, la primera nave tripulada con destino al planeta rojo va a ser diseñada por nosotros, los ingenieros del MIT.” “Ya, ya…” se lleva la mano a la barbilla Glover en un gesto reflexivo. “El cohete lo fabricaréis vosotros. De acuerdo. Pero no te quepa la menor duda de que será un graduado de Harvard el que decida el nombre de los tripulantes, su nacionalidad y a qué hora sale.” Chuck espera un momento para encajar el golpe bajo y luego se defiende. “No me vas a convencer, Glover, de que lo único que tengo contra Nobelman es la escasa simpatía que me merece la institución académica que le dio su título de medicina.” “Ah, ¿no? Entonces a lo mejor lo que pasa es que el doctor Sanders es negro?” “¡No me jodas, Glover!” protesta Chuck esta vez verdaderamente enojado. “Si tuviera problemas raciales no trabajaría contigo. ¿O esque no te has mirado al espejo?” “No necesito mirarme al espejo para saber qué soy negro, Chuck. Me lo recuerdan todos los días las miradas de la gente en la calle.”

Antes de que lleguen a las manos, les vuelve a interrumpir la oficial Hunter. “Lamento entrometerme en tan sana conversación, queridos” comenta en tono sarcástico mientras Chuck aparta el cenicero y lo oculta debajo de la mesa. “Pero el tipo de Dannemora insiste en reportar con vosotros su hallazgo.” “¿No le has dicho que es un tema estatal, Leah?” “Sí, pero dice que el vehículo ha aparecido en un parque nacional y, por tanto, es jurisprudencia del FBI.” “OK., OK.” Se resigna Madera. “Toma nota y nos lo pasas.” “Yo tomaría nota, Glover” se dirige Hunter al agente que le parece menos alterado, “pero estoy convencida de que os interesará tener noticias de primera mano.

Al parecer, el coche lleva en el parachoques una inscripción que dice: Ense petit placidam sub libertate quietem.” Chuck Madera traduce en su cabeza literalmente del latín. Al inglés, que es su idioma: "the hand seeks with the sword a quiet peace under liberty.” “El lema del estado de Massachusetts que todo el mundo aquí se sabe de memoria” murmura. “Muy bonito, ¿y qué?” “El lema del estado de Massachusetts” repite en voz alta Glover, “y de la Universidad de Amherst… ¡donde estudió Kathy Donahue!”

“Holy shit balls mother fucker!” se levanta Madera de un brinco desparramando por el suelo una decena de colillas. “¿Te ha dicho de qué coche se trata?” “Sí, un Packard del 53. Modelo

Caribe. Descapotable. Color arena del Sahara. Pero no os molestéis. Vosotros seguir fumando…que ya cojo yo nota si eso.”