Mientras se intensifican los ataques en la ciudad, un autobús azul se abre paso por las polvorientas calles de Kabul. Va cargado de libros y está adaptado con librerías y sitios para que los niños lean, jueguen al ajedrez o escriban. Esta biblioteca sobre ruedas además de un sitio de lectura, es un lugar de paz entre tanto conflicto.
El autobús tiene nombre propio, se llama Charmaghz, lógica, en afgano. Esta iniciativa fue creada por Freshta Karim. Ella es afgana y está graduada por la Universidad de Oxford y ha querido regalarle a estos niños la oportunidad que ella nunca tuvo.
"Pensamos que tal vez debíamos encontrar una manera eficiente, con los recursos limitados que tenemos, de poder llegar a muchos niños. Y así surgió la idea". Este autobús lo cogen cada día 300 niños las escuelas y bibliotecas públicas tienen escasos recursos, por eso este autobús es una esperanza.
"Cuando me enteré del autobús, pensé que era genial. Creo que nos ayuda a aprender mucho más. Y para tener un mejor futuro". La biblioteca móvil se para en escuelas, parques u orfanatos, esquivando lugares conflictivos y ayudando a aumentar la escasa tasa de alfabetización de Afganistán que apenas supera el 36%. Pese a las esperanzas que traen personas como Freshta 3.5 millones de niños en edad escolar se quedarán sin ir a la escuela a causa de la guerra.