EL CIERRE DE TABOADA

Javier Ruiz Taboada analiza el actual estado de la política en España

El periodista confiesa su fascinación por la política, esa "fuente inagotable de despropósitos en aras del bien común"

Javier Ruiz Taboada

Madrid | 26.10.2021 13:44

Me fascina la política, sé que puede sonar raro viniendo de alguien que siempre he dicho lo mismo del fútbol y aquí estoy. Pero es verdad que me encanta la política aunque suela ser muy crítico con su continente y con su contenido concebido con pecado en esta España del y tú más, de los unos y los otros y de los que están más allá que “pacá”.

Como no me iba a encantar este ejercicio aeróbico y anaeróbico de intentar entender el funcionamiento de “el aparato del partido”: a veces tan duro, otras tan flácido y, las más de las veces, puesto en manos de la impotencia y la prepotencia al cincuenta por cuento y de la mediocridad en su estado de excitación más estéril. Por no hablar de los “órganos internos” que rezuman bilis por los cuatro costados y están al borde siempre de un trasplante de nervios, o de los “cordones sanitarios” que terminan con más nudos que la decoración de la taberna del un puerto.

Me gusta la política porque hace extraños compañeros de cama, camas de matrimonio de conveniencia en las que el sexo y el seso brillan por su ausencia.

La política, que como dijo Groucho Marx “es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”.

Como no me iba a fascinar esta fuente inagotable de despropósitos en aras del bien común. Este juego de cuchillos oxidados lanzados al por mayor y sobre todo su incontinente erotismo: ¡ay! esa erótica, la erótica del joder y lo que surja.