Ayer leía en La Vanguardia un delicioso artículo sobre el ‘boom’ de la mortadela en los últimos años. En los Estados Unidos se ha multiplicado la exportación del embutido boloñés y hasta el NY Times ensalza su versatilidad en la cocina. Ojalá nos hiciera salivar también otro ‘boom’: el del dinero saudí.
Sigue la determinación del régimen absolutista por blanquearse a base de caprichosy compras en el deporte. Empezaron por viejas glorias pero ya no se cortan. Estrellas rutilantes y desembarco en competiciones rentables que no necesitan rescate alguno. Cumbre del clima en Dubái y la siguiente en Bakú. El mundo en venta. ¡Hasta Taylor Swift diría que está en riesgo como se lo propongan!
Esprinta este 2023 y Michel I de Vallecas sigue reinando en La Liga desde los dominios de Puigdemont. Su lección magistral anoche en Montjüic ha multiplicado los seguidores girones por toda España. Este ‘procés’ sí que puede tener un final feliz.
El 24 traerá Eurocopa y después Juegos en París con las autoridades galas en alerta, entre los chinches escurridizos y las amenazas de lobos solitarios, no hay día sin reunión ni planificación por si las moscas. La desastrosa final de Champions del 22 nos recuerda que hay mucho trabajo por hacer, más que el Nötre Dame incluso, presidente Macron.
Donde no hay movimiento es en la doctrina del Comité Olímpico Internacional: los rusos y los bielorrusos siguen estigmatizados para la cita parisina. 11 deportistas lucharán por la gloria bajo bandera neutral mientras que los deportes de equipo siguen vetados. Y cuidadito con apoyar la guerra en Ucrania ni de soslayo que te hacen el petate.
En esto, tengo dudas existenciales: eres un remero nacido en Kazán y has entrenado 4 años 10 horas al día… pero por ser hijo de Putin, aunque te parezca un lunático, al pilón que vas.