Hace algunas fechas explicabas en este Más de uno y con la Griso en Espejo tu visión sobre la salud del personaje público y el enfoque que debe darse desde los medios y la propia sociedad. No es fácil el equilibrio. De lo que debe conocerse y de lo que el individuo relevante tiene derecho a preservar.
Carlos Alcaraz tiene molestias en un antebrazo, no pegará raquetazos en el Godó. Rafa Nadal sí debutará mañana, pero todos tenemos dudas de cómo rendirá su cuerpo. Y cuando se lesiona un futbolero de un equipo top, hay servicios médicos que se atreven a firmar un lacónico: “sufre molestias, pendiente de exploración”. Creo que lo individual está por encima de la curiosidad colectiva… pero los secretismos suelen derivar en conspiraciones y especulaciones.
¿Dónde nos abruman las informaciones? En la Federación. Investigados, imputados, testigos, despedidos, cómplices. Año de Eurocopa y con un Mundial hilvanado. Con el gobierno tembloroso y la Fifa vigilante. En el año 2010 fuimos la envidia del mundo-balón, hoy no pasamos de ser un ejemplo sonrojante de dirigentes de moral y éticas distraídas. Los llamados barones territoriales son más opacos que los maestres del Temple en sus horas bajas. ¿Qué pasará hoy? Rocha, el móvil con sonido, como usted sabe…
Y ya que tengo el verbo desenvainado, remato con el Master de Augusta de Golf, tan idílico en lo visual como decimonónico en su quehacer (hasta el 2019 no hubo torneo femenino). Rahm sigue gafado sin ganar nada desde que se hizo fan de lo saudí, otro hijo adoptivo de Arabia, Sergio García, igual de seco, siempre enfurruñado, echando culpas al empedrado verde. Menos mal que Olazábal es incombustible: pasó el corte de refilón y se afanó en dar gracias a todos por poder seguir empuñando sus palos con 58 años. Un winner.
