Hablabas en reciente fecha sobre las costumbres de los primeros días del año: concierto vienés, saltos sobre mantos blancos… te faltó el Dakar. Una de esas citas aptas para culos inquietos que suele parar el pulso a más de uno.
Aquí también metemos la ‘cabecita’ los españoles. No se nos da mal brujulear como al Gallo Latorre pero entre dunas, rocas y sobresaltos varios.
Ayer fue el piloto Joan Barreda el que volvió a nacer. Primero se perdió, luego se cayó y finalmente fue traspasado literalmente por otra moto. Pérdida de conocimiento y susto que te crio. Si te fijas bien en su casco y en la marca del atropello… te dan ganas de apuntarte a un club de ajedrez.
También es propio del arranque de año el trueque y el “subasteo” de futbolistas. Mercado de invierno abierto sobre todo para los que llevan arrastrando notas deficientes en el curso. Si coges del revés la Liga española, los 5-6 últimos harán algo de magia para enfundar nuevas camisetas en género fresco. A ser posible, sin desenvainar la saca, que anda famélica, para eso se inventaron las cesiones, los fondos y el resto de sutiles artimañas…
Hablando de esta materia, se rumorea sobre cierta base que Piqué querría hacerse un Gasol. Es decir, jugar en el equipo que preside, el Andorra. Pero la entidad del principado es modesta y sus maniobras dentro del fairplay financiero de la Liga, muy limitadas.
Pero espera… que para más inri, ya es una realidad la ‘Kings League’. El fútbol piquesiano con sus streamers y sus normas psicodélicas que quieren robar mercado… ¡¡a la propia Liga de Tebas!! Una Liga con la que la propia empresa de Gerard tiene intereses comerciales… ¿no me digas que no tiene una pinta fabulosa el 2023?