María de Barcelona cuenta que desde que se jubiló se ha apuntado a una coral, hace manualidades y cose. "Y me acabo de apuntar a un centro para aprender a bailar salsa", destaca.
Desde Asturias nos llama Nati, que a sus 64 años lleva quince viajando con el Imserso. "Quien se siente viejo es porque tiene muchos complejos, cumplir años es una felicidad", asegura Nati.
Volvemos a Barcelona, desde donde María se define como un "espécimen en extinción", ya que con 64 años sale a bailar a las discotecas, "y me subo a donde haga falta", dice. Y señala además que aunque no es "un pivón, sí muy resultona".
Manuel, de Madrid, tiene 63 años y cuenta que le "encanta buscar setas, bailar, andar, disfrutar de mis nietos, mis hijos y mi pareja". Y destaca que él no quiere sillones, "porque son demasiado cómodos, hay que levantarse del sillón y ponerse zapatos de deporte".
Desde la capital nos llama también Manuela, que asegura que "las de 60 son unas pipiolas". A sus 85 años es voluntaria en un hospital y se acaba de apuntar a clases de sevillanas.
Y Mery nos llama desde Gijón para contar que el próximo mes de noviembre cumple 93 años. "Tengo dos hijos, pero vivo sola y me cuido yo sola", asegura. Nos dice que se mantiene activa haciendo jeroglíficos y crucigramas, sale a la compra, cocina, lee el periódico y escucha la radio todos los días, y además recita versos de memoria.