Y cuando en política se utiliza la palabra distinto, casi nunca significa que sea peor. Se es distinto para disfrutar de una situación ventajosa. Que esas ventajas figuren en la Constitución es criticado por algunos partidos y por determinados gobiernos autonómicos, pero no será fácil que esto cambie.
El PNV sabe manejar sus tiempos con la habilidad propia de un partido de corte democristiano: paciencia para gestionar el tiempo y sus opciones, que la cuestión catalana no le salpique, sacarle a Rajoy todo lo que puede y, en su caso, sostenerle en Moncloa durante el tiempo que les interese exprimir al Gobierno. Es decir, mantener estable la inestabilidad parlamentaria del PP, que da tanto poder a los escasos cinco diputados del PNV. Rajoy mantiene viva la legislatura y el País Vasco consolida su ventaja fiscal. Las dos partes ganan. Buen negocio.