Todo empezó cuando la CIA para vender armamento filtró que Rusia tiene planes para invadir países de Europa. Para Trump la guerra es una forma de comercio e intentó forrarse. Ahora en la cumbre de la OTAN el emperador de pelo amarillo que desprecia a España y Europa ha prometido hacer descarrilar nuestra economía y ha jurado que vamos a pagar el doble por negarnos a apoquinar el 5% para la OTAN; va a doblarnos los aranceles aunque Sánchez no se ha negado a firmar como todos en fila el 5% y como dice la organización militar no hay cláusulas de exclusión ni contratos paralelos.
El número de la disidencia y de la pobreza de Sánchez duró un día. La OTAN le obliga a invertir ahora el 3,5 % y el 1,5 % en los próximos años. Con Trump, se acabará el baluarte morteamérica, que gastaba en defensa más que todos los países de la OTAN y Japón juntos. El emperador piensa que Europa vive cómodamente tumbada en la hamaca del balneario, confiada en que los yankees siempre van a llegar a defenderla.
Y se acabó el cuento de tantos quesos, tantos bidés, tantos castillos, y la metáfora de Grecia. O sea que tendremos que salir otra vez gritando "bases fuera" y recordándole al nuevo emperador que deje de tratarnos como a metecos. Pasaron los tiempos en que Aznar ponía las patas sobre la mesa y se fumaba un puro y lo de Zapatero sin levantarse cuando pasaba la bandera americana.
Trump piensa que siempre hay problemas con España y para vengarse amenaza al vino español. Se teme la cabida de las exportaciones y la imposición de un arancel del 20 %. Dicen que el vino siembra poesía en los corazones, pero Trump tiene el mal vino del rencor. Viva el vino.