Viva el Vino

Raúl del Pozo: "La soberbia de Sánchez puede haberle convencido de que la derrota del 28 de mayo es reversible"

Raúl del Pozo reflexiona en 'Más de uno' sobre las elecciones del 23 de julio en las que Pedro Sánchez aspira a movilizar a toda la izquierda.

Raúl del Pozo

Madrid | 02.06.2023 09:31

Nadie sabe qué va a pasar el 23 de julio, que es un día para nudistas, no para votantes. Pedro Sánchez confía en movilizar a toda la izquierda con el miedo a la extrema derecha y a la derecha extrema. Sólo le falta gritar 'No pasarán' y que venga la Internacional.

Pero está tan acabado como Torrebruno. Dirigentes históricos del PSOE piden su dimisión y la refundación del partido. Alfonso Guerra ha dicho que sustituyó el socialismo liberal de 140 años por una alianza con populistas, independentistas y herederos del terror.

Es que su soberbia puede haberle convencido de que la derrota del 28 de mayo es reversible y puede empatar en julio, formar un Gobierno con Yolanda y seguir con el Frankenstein. Cuando, como piensa Joaquín Leguina, se ha hundido por meterse en la cama con los separatas.

Va a permitir muchos debates porque cree que en ellos machacará a Feijóo. Se cree superior en el cara a cara. Feijóo no quiere gobernar con Vox y ha entregado Extremadura, donde nacían los dioses, para que no le voten los de Abascal. Aspira a ser la lista más votada y a gobernar con pactos de legislatura. Pero Vox exige las presidencias de los parlamentos antes de las elecciones. Puede dar las presidencias de las cortes, pero no los quiere en sus gobiernos.

La política española es la piedra roseta. Un jeroglífico que se escribe de izquierda a derecha. Según Andrés Iniesta, que ahora tiene botellas, el vino lo inventó Osiris, aunque se pisaba la uva como en la Mancha. Era un artículo de lujo para escribas y sacerdotes. Se guardaba en ánforas y se dejaba en las pirámides para que lo bebieran los faraones muertos

Los escribas sentados de ahora, si no nos colocamos no desciframos los jeroglíficos de la política. Por eso decimos: ¡Viva el vino!