Se fue el Papa Francisco entre los cuatro querubines de Bernini, bajo la cúpula Sixtina, escoltado por guardias con trajes diseñados por Miguel Ángel, y le dio platón al Rey en el funeral Pedro Sánchez. Hay malestar en el Palacio de la Zarzuela porque será el único primer ministro europeo que falte a la ceremonia.
También ha criticado el plantón Nuñez Feijóo, que estará en Roma. Dicen que la espantá de Sánchez la hace para evitar el abucheo del los miles de españoles que asisten al entierro; otros largan que no va porque la presencia de los reyes le quita protagonismo, porque siempre le gusta pasar primero. Será la única monarquía parlamentaria en la que no asista el presidente del Gobierno.
Escribe María Piña en El Mundo, que los seis kilómetros de distancia entre La Zarzuela y Moncloa son ahora un vacío sin arreglo. La distancia entre palacios empezó en el motín de Paiporta, donde los reyes y el presidente fueron atacados con barro y les llamaron asesinos. Pedro Sánchez huyó y reprochó al monarca la deslealtad. El Rey dialogó con los vecinos mientras el presidente huyó protegido por la escolta. Paiporta fue el 23F de Felipe VI, mientras Sánchez se escapaba, el Rey habló y serenó a la gente y se ganó el trono. En Zarzuela aseguran que existe armonía entre ellos, pero no es cierto, les falta armonía y confianza.
Vamos a esperar la fumata. No creo que elijan a un cardenal español con aquel Alejandro VI, que paseaba por Roma sobre un caballo blanco como la nieva bendiciendo a los fieles. El Papa Francisco tenía para la consagración vino de Mendoza. Espero que el nuevo utilice Baroco, el rey de los vinos italianos.
Y Viva el vino.