Yo te confieso que en mi barrio no sonaron demasiado las cazuelas. Yo conté tres ventanas. Y es un barrio populoso, no vivo en la estepa siberiana.
Los aplausos de cada día a las ocho son más atronadores y ya te digo que la proyección de sonido de unas palmas no es comparable al de una cazuela. Quizás es que los aplausos tienen la fuerza orquestal de la unidad, son obra de una orquesta cohesionada y las cacerolas son un puñado de malos solistas.
Lo relevante por tanto no es la música sino quién ha escrito la partitura y quién lleva la batuta de esta sinfonía cacofónica del clon, clon, clon.
En España se da la anomalía de que el mismo gobierno que aprueba los discursos del Rey, anima a las cacerolas para protestar contra él. Dirán que son dos socios diferentes el que hace una cosa y la otra… ya, ya… pero a mí me habían dicho que habría en España un único gobierno entreverado de socialistas y podemitas y no dos.
Pues concluyo que ahora mismo el gobierno está protestando contra sí mismo y esa es una contradicción que debería resolver cuanto antes por el bien de todos. ¿Qué sabíamos que esto iba a ocurrir a la primera dificultad? Hombre, claro… lo llamarán sesgo de retrospección… Ayer en un hemiciclo vacío se evidenció dónde está la leal oposición y dónde la desleal coalición. Sánchez ha de decidir qué es lo que más le conviene.