Y ayer tenía la autoridad añadida de recibir el Premio Mundial a la Paz y a la Libertad de la Asociación Mundial de Juristas. Y sus palabras no solo fueron solemnes, sino hermosas. Y no solo fueron hermosas, sino elementales: "Sin democracia, el derecho no sería legítimo; pero sin derecho la democracia no sería real ni efectiva. No es admisible apelar a una supuesta democracia por encima del derecho".
Texto indiscutible. Pero es, en este preciso momento, una respuesta a lo que predica cada día el señor Torra: esa falacia de que el independentismo es pura democracia y la ley un instrumento opresor. Por lo tanto, esa democracia –"supuesta", dijo el monarca—se tiene que imponer a la ley. Supongo que el discurso del Rey no tiene mucha discusión. Elogio su voluntad de dar la cara en los momentos cruciales. Elogio su valentía al hacer frente a los intentos de deshacer la nación.
Supongo que su discurso será manipulado para presentarlo como enemigo de la democracia catalana. Pero suscribo lo que dijo el presidente de Portugal: "Tomemos el ejemplo de Felipe VI para defender la democracia, la paz, la tolerancia y la libertad". Y no tengo más que decir.
Vuelve a ver la entrevista de Carlos Alsina a Quim Torra en Más de uno: