Si PSOE y Podemos no llegan a un acuerdo, es por la incompatibilidad de Sánchez e Iglesias. Si no es posible la mayoría que daría la suma de Ciudadanos y PSOE, es por el rencor de Rivera hacia Sánchez, y esos sentimientos suelen ser recíprocos. Y si el centro y la derecha andan a la greña en algunas comunidades, es por los recelos y el miedo a los efectos de mezclarse con Abascal.
Los inconvenientes personales con casi tan fuertes como los ideológicos. Añadamos a eso que se empieza a ver en alguna prensa un deseo íntimo de demostrar que Sánchez es un inepto incapaz de lograr un consenso. La tercera clave está en la falta de cultura de pactos de gobierno, muy ensayados en las administraciones locales y autonómicas, pero inéditos en la Administración Central.
A diferencia de Alemania, por ejemplo, es increíble que en el bloqueo actual ningún líder haya propuesto la gran coalición que podrían exigir los graves problemas a que se enfrenta la nación. Y la cuarta clave, que nos falta el comodín de los nacionalistas catalanes, cuya reserva se agotó. Hasta ahora todo se resolvía con ellos previo pago. Ahora, como son separatistas, no hay nada que negociar. Esos son, a mi juicio y resumidos en un minuto, los problemas del atasco que paraliza el país.