El ministro se defendió ayer de la declaración de inconstitucionalidad de su regularización fiscal por parte del Tribunal Constitucional. Y no tuvo mucho éxito. Describió su amnistía fiscal como una trampa para peces, olvidando que "por la boca muere el pez".
El refranero dice que "si el pez sale del agua, luego acaba" y que "para mentir y comer pescado hay que tener mucho cuidado". Debe ser tal la mala conciencia de Montoro con la amnistía fiscal que le ofreció a los demás grupos políticos la posibilidad de dictar una ley que prohíba en el futuro las amnistías fiscales. El ministro no se ha dado cuenta de que la sentencia del Constitucional ya las prohíbe.
Benjamin Franklin decía que "en este mundo no hay nada cierto, salvo la muerte y los impuestos" y Adam Smith sostenía que "no hay arte que un gobierno aprenda más rápido de otro que el de drenar dinero del bolsillo de la gente".
Hay un diálogo de Shakespeare que resume la visión subacuática de Montoro:
-Maestro, quisiera saber cómo viven los peces en el mar.
-Pues como los hombres en la tierra: los grandes se comen a los pequeños.
Al final, como decía Einstein, ¿qué sabe el pez del agua donde nada toda su vida?