Rubén Amón indulta a las prostitutas: "Hablamos de prostitución y del esfuerzo que va a hacer Sánchez por abolirla"

Lo que decía El Pana es que iba a brindar su toro, el último de su vida, "a todas las daifas, muselinas, meretrices, prostitutas, suripantas, bruñis, putas, a todas aquellas que saciaron mi hambre y mitigaron mi sed cuando no era nadie, que me dieron protección y abrigo en sus pechos, en sus muslos bases de mis coledades. Que Dios las bendiga por haber amado tanto. Va por ustedes".

Hablamos Carlos de las prostitutas, las indultamos. Y del esfuerzo que el presidente Sánchez va a dedicar a abolirla. La prostitución, no ya desde la megalomanía sino desde la redención moral y desde una ingenuidad que mula el optimismo antropológico de ZP.

No es que sea imposible la iniciativa es que es incluso discutible, sobre todo por la libertad individual de vender nuestro cuerpo. Hay quien vive de las piernas, de los biceps, de la neuronas. Debe garantizarse tanto como deben perseguirse los delitos que engendra la prostitución.

Y perseguidos y penados están, de la esclavitud a la trata, del prosenetismo al tráfico de carne humana. No se acabó con la esclavitud en los estados del sur americanos quemando los campos de algodón, ni se resolverá la prostitución en tiempos de internet, concediéndole el hábitat de la clandestinidad y la ilegalidad. Todo lo contrario, por eso se antoja más sensato regularizarla.

Acabar con la hipocresía y con las opciones utópicas, y recordarnos que nuestra civilización latina proviene de la leche, con que la loba amamantó a Rómulo y Remo. Siendo la loba la alegoría antropomórfica de una prostituta de la que todos trascendemos.