CON RUBÉN AMÓN

Rubén Amón indulta a Kevin Spacey: "No hay forma de devolverle lo que se le ha quitado"

No hay forma de devolverle a Kevin Spacey lo que se le ha quitado.

Rubén Amón

Madrid | 22.07.2019 10:02 (Publicado 22.07.2019 10:00)

Porque la sociedad le ha condenado a la muerte civil. Porque la industria del cine lo ha deportado. Y porque el movimiento Me Too ha dictado sentencia.

Sabemos ahora que la Fiscalía de Massachusetts ha retirado los cargos de agresión sexual contra el actor. Y que ha sido imposible sostenerse en la sala las denuncias de la presunta víctima.

Ya no es presunta, en realidad. Ni siquiera es víctima. Aquí la víctima es Kevin Spacey como lo ha sido Woody Allen, condenados ambos por la opinión pública y por la sentencia ejemplarizante no del feminismo como tal, sino de un movimiento justiciero que ha mezclado las reivindicaciones justas con la brujería.

Me too, podría decir Spacey en su honor. Porque también él, como Woody Allen, fue condenado antes que juzgado. Y no puede decirse que el sobreseimiento sea una liberación. No hay forma de restituirle el honor personal ni la dignidad profesional.

Ridley Scott lo había eliminado de su última película sin importarle que ya estuviera lista. Y sopesando no tanto su repugnancia al actor como los peligros comerciales que implicaban alojar en el reparto a un personaje tóxico.

Es, ya lo veis, un ejercicio de hipocresía. Y una injusticia. Parece que hemos descubierto ahora las cloacas de Hollywood, como si fuera Hollywood la acrópolis de la religión tibetana. Y como si un actor, un artista, estuviera obligado a conductas impecables.