CON RUBÉN AMÓN

La condena de Rubén Amón: "Condeno a ETA a disolverse en su propio ácido y en su propio hedor"

Es costumbre de esta sección la magnanimidad del indulto, pero hoy procede recurrir a la severidad de la condena. Y condeno. Condeno a ETA. A la eterna vergüenza y a la vergüenza eterna.

ondacero.es

Madrid |

Condeno su ferocidad. Su crueldad. Su extorsión y sus atrocidades mafiosas.

Condeno su castigo y su perdón.

Y condeno a sus rapsodas, a sus palmeros. A los cómplices que mataron con el silencio. A los curas que mataron a Cristo mil veces. A los delatores que pintaron de sangre la casa de un periodista y el coche de un concejal.

Condeno la pantomima de los observadores internacionales y la lengua de la serpiente de la paz.

Condeno la propaganda del lenguaje. La obscenidad del conflicto armado. Y la pretensión no de disolverse, sino de aspirar a la absolución.

La paz de ETA está en los cementerios.

La guerra de ETA ha sido contra la democracia, la tolerancia, la convivencia.

Y la indulgencia no puede reclamarse con la pistola en la nunca. Porque no hay muertos superfluos ni necesarios, sino una gigantesca fosa común. Comunes son los jueces, los policías nacionales, los transeúntes. Comunes son los militares. Comunes son los gendarmes.

Condeno la calavera que Josu Ternera lleva debajo del pasamontañas. Y condeno la profanación que Otegi hace de la memoria de Mandela, presumiendo de su número de preso: 87019600510. Parece el número de atención terrorista. La consigna de los sicarios.

Y los números son otros.

- 853 asesinados

- 6.389 heridos

- 86 secuestros.

- 3.600 atentados.

Y 358 asesinatos sin resolver, que pretenden encubrirse con la mascarada de la repugnante desmovilización.

Si no ha habido justicia, no puede haber perdón. No hay indulto. Condeno a ETA. Condeno a ETA a disolverse, sí, pero en su propio ácido, en su propia mierda y en su propio hedor.