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El indulto de Rubén Amón a Santiago Abascal

Indultamos a Santiago Abascal porque se ha tomado muy en serio su propio nombre y su derivada religiosa. Santiago como el patrón de España.

Rubén Amón

Madrid | 12.04.2019 09:57 (Publicado 12.04.2019 09:56)

Santiago Matamoros, añadiríamos, aportando el adjetivo que se atribuyó al santo como estímulo metafísico de la Reconquista.

Abascal lo emula desde la islamofobia y desde la cruzada religiosa, hasta al extremo de que el 12 de abril, el viernes, va a personarse en el santuario de Covadonga para inaugurar la campaña electoral. Y para enfatizar la parodia de la Reconquista.

Tiene aspecto de cruzado Santiago. Aire marcial. Ardor religioso. Y se ha propuesto evocar el heroísmo precursor de Don Pelayo para insistir en el heroísmo de su misión.

Una España limpia de infieles y de extranjeros. Una España genuina. Y una batalla de la fe que implica la erección, nunca mejor dicho, de una muralla en Ceuta y en Melilla.

Es una manera de parodiar el muro mexicano de Trump, pero también es la forma de inculcar en la opinión pública la psicosis del moro al acecho. Y la necesidad de combatirlo desde las almenas y desde los hogares.

Por eso quiere Abascal que tengamos un trabuco o una alabarda en casa. Servirnos de munición para neutralizar al invasor, provisto de Corán y de daga, dispuesto a degollarnos.

Santiago y cierra España era el lema de la reconquista. Abascal lo ha exhumado como si fuera suya la línea sucesoria. Y si empieza la campaña en Covadoga, lo mínimo que puede o debe hacer es terminarla en Granafada.