EL GALLO ZUMBÓN

Antonio Lucas: "El derecho inalienable a morir sin sufrimiento no es menos que el derecho a ser feliz"

Ya sabes que murió el doctor Montes, presidente de la asociación Derecho a Morir Dignamente y quien fuera arrasado en lo personal y en lo profesional por uno de los gobiernos de la lejanísima Esperanza Aguirre. Su delito no fue ninguno, según la absolución de la Justicia en 2007.

Antonio Lucas

Madrid | 23.04.2018 08:16

Pero quisieron acusarlo de provocar la muerte mediante sedaciones irregulares a 400 enfermos del Hospital Severo Ochoa de Leganés. Insisto, la justicia lo absolvió. El caso de Montes fue uno de esos complots siniestros que la política (en este caso el PP de Madrid) articula en favor de otra cosa: en esta ocasión lo hizo para laminar el prestigio de la sanidad pública en beneficio de otras alternativas peores para casi todos.

La oposición de Montes y tantos profesionales al proceso de privatización de los hospitales públicos lo puso en la diana. Y consiguieron acabar con él, pero no del todo. Gracias a Montes el debate sobre el derecho a una muerte digna volvió a activarse. Y después del calvario al que lo sometieron la olvidada Esperanza Aguirre y sus secuaces, el PP se sumó el año pasado a la propuesta de ley de Muerte Digna que presentó Ciudadanos, a la que no faltaron PSOE y Podemos.

Qué paradojas tiene la vida. Nadie puede imponer a otro el sufrimiento por sus creencias. Cuando Kafka no pudo soportar más el dolor de su enfermedad irreversible pidió a un amigo, el doctor Klopstock, que le dispensase la dosis mortal de morfina que terminaría con su insoportable padecimiento. Ante las dudas del médico, Kafka le soltó: "Mátame, si no lo haces serás un asesino". El derecho inalienable a morir sin sufrimiento no es menos que el derecho a ser feliz, y es un gesto más de cualquier democracia bien asentada.

No hay agonía buena. Y menos si un extraño la impone en tu vida. Permitir a alguien marchar dignamente cuando lo reclama, cuando lo requiere, cuando no le queda más alternativa, puede ser un ejercicio de amor. Vivir sólo biológicamente no es vivir humanamente. Gracias por tanto, doctor Montes.