opinión

Monólogo de Alsina: "Treinta años contándoles cosas que no creíamos que nos pudieran pasar"

Carlos Alsina celebra en su monólogo de Más de uno los 30 años de Onda Cero y recuerda algunos de los momentos más relevantes. Asimismo, también habla de la muerte del dios del fútbol, Diego Armando Maradona.

Carlos Alsina

Madrid | 26.11.2020 12:21 (Publicado 26.11.2020 08:37)

El día de Acción de Gracias que se ha convertido en medio mundo (especialmente en Argentina, Italia y España, y entre los futboleros más militantes) en el día de Dar las Gracias a una leyenda de nombre Diego Armando Maradona.

El presidente de la Argentina, Alberto Fernández, se ha ofrecido ya a la familia de Maradona para organizar un acto de despedida nacional al mito. Hace diez días superó una operación en la cabeza, por un hematoma subdural, y ayer lo que acabó con su vida fue un infarto. La vida de un genio en lo suyo, el fútbol, y de una celebridad que, a fuerza de polémicas y de episodios desconcertantes, alimentó –--con su caricatura-- los programas de entretenimiento.

Sesenta años tenía Maradona. Hace treinta, era dios en el Nápoles. Ya tenía en su haber, cuatro años antes, el gol del siglo y la mano de dios. Ya había llorado, cuatro meses antes, en la final del mundial de Italia frente a la Alemania Federal, que resultó vencedora.

1990. Qué año. En noviembre estábamos en vísperas de una guerra, la primera del Golfo; habían viajado a Iraq Villapalos y Cristina Almeida, ¿se acuerdan?, para conseguir que Sadam Hussein liberara a los españoles que estaban allí retenidos, que él llamaba huéspedes y aquí llamábamos rehenes. Yo lo recuerdo porque con esa noticia me tocó hacer la prueba de acceso a una nueva cadena que iba a ponerse en marcha y que se iba a llamar Onda Cero Radio.

A esta hora de la mañana, de un día como éste de hace treinta años, cumplíamos en Onda Cero nuestra primera hora de emisión. El principio de una relación de confianza –--entre quienes nos escuchan y quienes hablamos por la radio--- que dura ya tres décadas completas. Cuando empezamos (ahora ya podemos confesárselo) no estábamos muy seguros de que fuéramos a durar no ya treinta años, sino treinta días.

Así que hoy, que es Acción de Gracias, vamos a dedicar buena parte del día a ser agradecidos. Con ustedes, que nos aguantan cada mañana, y cada tarde y cada noche y cada fin de semana.

Y agradecidos a todas las voces, y las cabezas, y las manos que en estos treinta años se han encargado de realizar los programas que han merecido su confianza.

Hemos ido mudando de piel en estos años. Cuando empezamos nuestro sonido corporativo era tirando a lolailo.

Luego fuimos ganando en experiencia, en diversidad y en calidad de sonido digital.

A esta hora, de hace treinta años, estaba a punto de empezar Alfonso Arús. 'Arús con leche', el despertador más popular de los noventa.

Cuarenta y cinco minutos duraba aquel programa. Qué maravilla, cuando los programas eran cortos. Luego ya vinieron los portaviones. Los espacios, y los conductores, que más horas de radio (y de vuelo) han compartido con ustedes en estos treinta años. Recordar ahora alguno de los momentos que hemos pasado juntos en estos años es recordar la historia de nuestras vidas. Las nuestras, desde luego, pero también las de ustedes.

La madrugada en que tuvimos que informar de la muerte de uno de los nuestros, Juan Antonio Cebrián. Una voz que se apaga en la radio es una ausencia que deja paso al recuerdo.

Fue una madrugada de radio cuando José María García resolvió desde este micrófono la huelga de pilotos que había llevado a Iberia, por primera vez en su historia, a suspender todos sus vuelos.

Fue una tarde de radio cuando Agustín Alcalá, agarrado a un teléfono móvil, transmitió la polvareda que inundaba (tras caer las torres gemelas) Manhattan.

Fue una mañana de radio cuando Carlos Herrera pudo informar al padre de un español desaparecido en el terremoto de Haití de la suerte que había corrido su hijo.

Fue una mañana de radio cuando Luis del Olmo saludó a España celebrando que ETA había fallado las siete veces que intentó matarle con un coche bomba.

Fue una noche de radio cuando pudimos celebrar, con los oyentes en un programa con público en Granada, que ETA había anunciado que dejaba de matarnos.

Aquel aplauso interminable que llenó la antena de Onda Cero al comienzo de una Brújula de octubre hace nueve años.

Fueron muchas mañanas, en fin… las que nos contamos unos a otros, aquí, cómo llevábamos la situación insólita de estar recluidos en casa mientras un virus segaba vidas, rompía familias y ponía a prueba la capacidad de resistencia de los médicos y las enfermeras.

En treinta años nos ha pasado de todo. Y nos sigue pasando.

En treinta años, en la radio, hemos hecho programas normales, programas inolvidables y programas descontrolados.

Una mañana de junio de 2003 Del Olmo convenció al jefe de la Armada para emitir Protagonistas desde el portaviones Príncipe de Asturias. Y para hacer despegar un avión en directo a mitad del programa.

El acontecimiento radiofónico fue inigualable. El ruido, ensordecedor. Y el avión que, al sobrevolar el escenario de Protagonistas, tumbó la cartelería y a punto estuvo de dejar mudo a Luis del Olmo.

Ese día ha llegado, Luis. A partir de las diez, en Onda Cero, hoy compartiremos batallitas. Viajeremos a 1990 para contar en directo cómo empezaron estas doscientas sesenta mil horas de vuelo. Que por cierto, volviendo a escuchar aquel programa del portaviones caigo en la cuenta de que yo le hice a Luis un ministra Celaá.

Treinta años de radio, y aún nos siguen pasando cosas que jamás pensamos que nos pasaran.