Incumplir un compromiso que no era electoral (o no sólo electoral, porque las elecciones fueron hace un año), sino un compromiso de antes de ayer, renovado, reafirmado, ratificado en cada comparecencia pública en la que se le ha preguntado a un miembro del gobierno si las pensiones serían actualizadas conforme al IPC de noviembre y si se abonaría la paga compensatoria por el desfase ocurrido ya este año (las pensiones se subieron un 1% pero la inflación ha sido del 2,9%, luego habría habido que actualizar un punto con nueve, 38 euros para una pensión media de 950 que ahora se quedarán en sólo un punto, 20 euros, y sin paga compensatoria, unos 250 euros.
Si se le ha preguntado tantas veces al gobierno por este asunto, siempre que ha habido ocasión, por la revalorización de las pensiones ha sido por una razón: que aunque en público el gobierno decía que sí, que nada iba a cambiar, en privado personas muy relevantesdel entorno del presidente sugerían que iba a ser que no, que era imposible meterle una partida de gasto de casi cuatro mil millones a la Seguridad Social (entre la compensatoria y la actualización) sin arruinar toda posibilidad de cumplir con los objetivos de déficit. Ésta ha sido la historia que se ha vivido los tres últimos meses: los ideólogos de la política económica de Moncloa decían a puerta cerrada “no es posible compensar porque no hay dinero y porque Bruselas nos cortaría las orejas”; pero los secretarios de Estado, los ministros y el presidente decían en público “se cumplirá la norma en vigor y no habrá ningún cambio”. Llegó a filtrarse, se acordarán, aquello del IPC trucado, emplear como indice de referencia no el IPC denoviembre de toda la vida sino uno matizado al que se le quitan unas cuantas décimas. Pero el gobierno también lo desmintió. Repitió y repitió que la norma en vigor se cumpliría y las pensiones serían actualizadas. Y le añadió, en vísperaselectorales en Galicia, en el País Vasco y en Cataluña, una buena dosis de literatura.
¿Cuánto hace que el presidente Rajoy decía que la línea roja eran las pensiones, que había familias que dependían de la pensión del abuelo, que la prioridad era garantizar su poder adquisito? ¿Cuánto hace, dos semanas, una semana, tres días? No hace falta ni tirar de hemeroteca porque están los mensajes tan recientes que se comprende la incomodidad (por decirlo de una forma amable) con que se presentaron esta mañana la vicepresidenta Sáenz de Santamaría y la ministra Báñez para anunciar que, de lodicho hasta anteayer, nada. O sacando conclusiones para ver qué crédito se le puede dar de ahora en adelante a cualquier cosa que afirme el gobierno, que tal como los rescates financieros se desmienten hasta diez minutos antes de solicitarlos, la bajada del poder adquisitivo de los pensionistas se niega categóricamente hasta cinco minutos antes de bajárselo.
Al final, todo llega. Y hoy le llegó al gobierno el día de poner las últimas cartas sobre la mesa. Llegado el final de noviembre se ha conocido el indicador al que está referenciada la paga compensatoria de los pensionistas, que ha resultado ser un 2,9%. Pese a ser seis décimas más bajas que el de octubre, siguen siendo unos cuantos miles de millones de euros que el gobierno dice no tener. Se ha decidido, por tanto, que se suspende la revalorización y se ha anunciado, a la vez, con el fin de atenuar el golpe, que para el año que viene se subirán las pensiones inferiores a mil euros un 2 % ---veinte euros máximo, para entendernos--- (el resto suben un 1 %, pero eso no es noticia porque está escrito en los Presupuestos), por debajo, por tanto, de la inflación que tenemos ahora y de la que previsiblemente tendremos el próximo año, y sin que se repare --y éste es el incumplimiento notorio-- el desfase que ya han notado estos últimos meses los perceptores. La ministra Báñez se ha agarrado hoy al argumento casi único de que no se podía hacer otra cosa, que esto es lo más difícil que le ha tocado hacer a este gobierno y que ha hecho todos los números posibles para intentar evitarla, pero que la situación es la que es.
Hemos pasado del ya estamos saliendo de la crisis al estamos aún en crisis profunda y por eso han caído todas las linea rojas, y es este vaivén en el discurso, este comportamiento pendular, lo que arruina, como bien sabe Zapatero, el crédito y la capacidad de liderazgo social de un gobierno. En este asunto hay dos vertientes distintas que esta noche comentaremos. Una es si la decisión del gobierno está justificada, no si es una faena para los pensionistas y sus familias (que eso está fuera de duda) o si es más o menos dolorosa (porque desde luego lo es para quien la sufre, mucho más que para quien la toma). Lo que dice el gobierno ---que no había manera de poder sacar dos mil millones de euros para compensar a los pensionistas porque no hay dinero y porque Bruselas se nos hubiera echado encima---, ¿es cierto, es correcto, está razonado? Esa es una cuestión.
La otra es desde cuándo sabe el gobierno que no iba a cumplir con la revalorización y por qué ha estado mareando la perdiz y engañando a los medios de comunicación todo este tiempo. Son dos vertientes de la misma historia, y eso explica que incluso aquellos que entienden que la medida está justificada por los tiempos que corren tengan un globo mayúsculo porque sienten, con toda razón, que el gobierno les ha estado vacilando. ¿Y qué dicen quienes sostienen que esta medida tiene sentido? Pues que, en la recesión en la que estamos, ha perdido poder adquisitivo ya todo el mundo, los funcionarios, los asalariados, los autónomos. La bajada de sus ingresos es uno de los rasgos que reflejan la crisis y uno de los instrumentos ---bajar coste laboral--- que han de servir, en teoría, para ir saliendo de ella. Sólo los pensionistas se habían salvado hasta ahora del recorte de ingresos, alegan. Pero, en realidad, no es así.
También los pensionistas han visto mermada su capacidad de compra en la medida en que los precios han subido más que sus pensiones. Zapatero les congeló la paga en 2011 (y escuchó el presidente de entonces los alaridos de la oposición, que le acusó de ir a por los pensionistas pudiendo haber ahorrado lo mismo recortando otras partidas --- qué tiempos, eh---) y la inflación subió en un 2,4: sólo hubo paga compensatoria para las pensiones mínimas, el resto perdió un punto con cuatro de poder adquisitivo. En 2012 se han subido las pensiones un 1 %, pero la inflación va a cerrar cerca del tres y no habrá, tampoco, paga compensatoria. La pérdida esta vez será de un 1,9. Es verdad que funcionarios, asalariados, autonómos, no es que hayan perdido poder adquisitivo, es que se les ha bajado el sueldo mientras la inflación subía. Pero tan verdad como eso es que la pensión media en España (la pensión de jubilación) es de 950 euros mensuales. Con la subida del 2 % anunciada hoy será de 970 el año que viene. De haberse cumplido la promesa habrían sido 980 al mes más la paga extra de 250 euros en enero, en paga única. De esto es de lo que estamos hablando: de quien tiene que apañarse con 950 euros al mes. Para esa persona, diez euros más o menos es algo relevante. Y la extra de enero de 250 euros, también.