Carlos Alsina ha conversado con José María Martín-Olalla, profesor de la Universidad de Sevilla, sobre el cambio de hora y el respaldo científico que puede tener esta práctica. Alsina ha recordado que Pedro Sánchez reunió en 2016 un consejo de expertos para estudiar el asunto, y que la falta de consenso llevó a concluir que lo mejor era mantener las cosas como estaban.
Martín-Olalla ha reconocido que no tiene clara la postura actual del Gobierno, y ha explicado que el cambio de hora no responde a un criterio de ahorro energético, sino a una adaptación estacional: "No hacemos esto para ahorrar energía —ha dicho—. Es un fenómeno ligado a las estaciones del año. No es lo mismo el verano que el invierno; cambiamos nuestra actividad según las condiciones en las que vivimos".
El científico ha explicado que en invierno el amanecer se retrasa alrededor de una hora y media respecto al ecuador, y por eso retrasamos también nuestra actividad. En verano ocurre lo contrario: "el amanecer se adelanta una hora y media respecto al ecuador y hasta tres horas respecto a nuestro horario de invierno". El profesor ha recordado que ya en las Cortes de Cádiz se aplicaban ajustes horarios estacionales, y ha subrayado que eliminar el cambio de hora no resolvería el problema.
El verano el amanecer se adelanta una hora y media respecto al ecuador y hasta tres horas respecto a nuestro horario de invierno
Según Martín-Olalla, el cambio de hora amortigua esas variaciones naturales y permite que el inicio de la actividad humana se mantenga acompasado con la luz solar.
Resta peso al ahorro energético
En cuanto al ahorro energético, ha asegurado que no conoce ningún estudio que lo mida de forma concluyente ni que demuestre un impacto significativo. También ha señalado que sí existen estudios sobre los efectos en la salud, como el aumento temporal de los accidentes de tráfico, aunque su incidencia es limitada, "Podemos observar un pequeño impacto —ha explicado—, dentro de una variabilidad del 15%. Aproximadamente un tercio de esa variación puede atribuirse al cambio horario".
Martín-Olalla ha insistido en que el origen del cambio de hora no está en el ahorro energético, sino en ajustar la actividad humana para aprovechar mejor la luz solar: "No genera más horas de luz; simplemente nos permite terminarlas antes para disfrutar de más sol durante el día".
Por último, ha puesto un ejemplo práctico, si en programas como Más de Uno se mantuviera el horario de invierno todo el año, en verano amanecería a las cinco de la mañana y el programa comenzaría ya de día. "Ese es el verdadero problema de nuestros horarios: vivimos en un entorno donde el amanecer varía mucho a lo largo del año".
