¿Desea usted hacer alegaciones antes de que cierre la instrucción?, le preguntó el magistrado. Mm, mm, respondió Correa, que significa que no porque no se fía del juez. Ha perdido su confianza en la Audiencia Nacional, según explica su defensa. Si la ha perdido, debe de ser que en su momento la tuvo. Cuando el juez era Garzón es verdad que habló por los codos, pero era el comienzo del caso, cuando aún mantenían los implicados que todo era un bluff, que eran víctimas de una vendetta, que toda su actividad era legal, que no había nada.
Seguramente la última vez que Correa confió en la Justicia fue cuando confió en que se desmoronara el sumario por las grabaciones que el juez realizó a los abogado, pero una vez que el sumario, con Garzón ya inhabilitado, siguió adelante añadiendo datos, a Correa, qué se le va a hacer, se nos volvió desconfiado. El Bigotes tampoco ha querido hablar. Pero hombre, si usted tenía fama de ser el que más colaboraba con la Justicia. Pues va a ser que no, señoría, yo a usted ni media que le saca punta a todo.
Pablo Crespo,el tercero en discordia del trío calavera, estuvo un poco más locuaz ayer, pero poco. ¿Algo que declarar?, le dijo el juez. Pues sí, que estos de la UDEF son novelistas, qué imaginación señoría, lo que inventan. Repitió que P.A.C. no es Cascos sino P.A.Correa y que Luis el cabrónno es Bárcenas. No que Bárcenas no sea un... sino que ese apodo no era el suyo. ¿Y entonces quién es el tal Luis?, preguntó el juez, que es hombre que nunca se rinde. Ah, no lo recuerdo, señoría, no sé no sé, pero Bárcenas no era. El juez Ruz y los tres muditos. En la recta final de la instrucción de la Gürtel, que cumple ya, criatura, cinco primaveras.
Es primavera, eso es bonito. Está otro Luis, De Guindos, pendiente de los brotecillos que le salen al PIB, tan chiquitillos todavía, ¿verdad?, y tan blanditos. Es primavera para Montoro, que sueña con ser el ministro de las buenas noticias ahora que llegan las elecciones europeas. Y es primavera, en fin, en Bruselas, la capital de la Unión. Y con la primavera, llega la alergia comunitaria a meterse en líos. Reunido este grupo variopinto de componen los gobernantes europeos -a los que la reacción de Putin al triunfo del Maidán les ha dejado perplejos porque cualquiera que actúe rápido descoloca a la familia tortuga-, ha concluido que al ruso hay que darle un buen escarmiento: “A la cama sin cenar y castigado dos días sin la play, Vladimiro”. Jo. Mamá. Hay que parar los pies a este chaval antes de que se le suba a las barbas a Van Rompuy.
La Unión Europea estuvo rápida a la hora de darle aire a la revuelta del Maidán pero ahora está confusa -cuándo no es fiesta- sobre qué hacer con Ucrania sin Crimea. Parece claro que van a acelerar la firma de un acuerdo de asociación (hay que apuntalar con financiación al nuevo gobierno), que anularán la cumbre Unión Europea-Rusia de junio y que añadirán nuevos nombres a la corta lista de rusos sancionados. Ah, y Angela Merkel, aún hay más,¡ha congelado el G-8! Qué me dices, no puede ser. Como lo oyes, suspendido hasta nueva orden.
La desolación era hoy patente en las sociedades de todo el mundo: cómo haremos para seguir adelante sin G-8, se preguntaban, entre sollozos, los colectivos antiglobalización, qué haremos sin sus cumbres, dónde protestaremos ahora. El resto de la gente lo que se preguntaba es lo que se ha preguntado siempre: eso del G-8 ¿para qué vale? Desde 2002, cuando Rusia se incorporó al grupito de los siete más potentes, han funcionado como una gran familia: desconfiando los unos de los otros y procurándose verse no más de una vez al año. Ahora que Rusia se ha graduado como la oveja negra, los demás, si se ven, volverán a ser siete.
La sociedad mundial, fastidiada con este cambio, claro, dice: que hagan como cuando murió la madre de “Con ocho basta”, ponen a otra y para adelante. Cambien ustedes a Rusia por China, que es una nación ejemplar, también, en sus procedimientos democráticos. Menos mal que no le han preguntado a Rodríguez Ponga, que si no propone a Guinea. Rodríguez Ponga es el secretario general del Instituto Cervantes y como tal firma la invitación a la conferencia que pronunciará el día 1 en la sede de esta institución española en Bruselas Teodoro Obiang Nguema, de profesión dictador (ecuatorial). Dices: la conferencia se llamará “cómo perdurar”, manual del gobierno autoritario. No, se llama “El español en África”, y aunque el gobierno de España dice que la organiza la embajada de Guinea ante la UE y que el Cervantes sólo pone la estancia, quien invita al acto, y ejerce de anfitrión del déspota, es una institución pública española. Dices: ya sabemos lo que dicen siempre los gobiernos, que conviene llevarse bien hasta con el más sinvergüenza de los sátrapas. ¿De verdad hacía falta hacerle tanto la pelota? Pragmatismo, pragmatismo, se dice para sí Margallo, mantenemos con Obiang un diálogo constructivo.
Hoy el ministro Margallo, y sin que sirva de precedente, fue capaz de ocuparse de la política exterior entre declaración y declaración sobre Cataluña. En Antena3 dijo que, bueno, vale, acataremos las sanciones que decida la Unión Europea, pero vamos, que Rusia es uno de los clientes más importantes de España y que nos está concediendo un montón de visados. Lo de Crimea, pues sí, ha estado feo, pero vamos, que tampoco hay que volverse locos con este tema. Se le vió rusófilo el ministro en casa Griso. Así que, a esta hora de la tarde, ya debe de estar llamando otra vez Obama a la Moncloa: “Pero vamos a ver, Mariano, ¿tú es que vas con Putin o qué? Aprende de los ingleses, los franceses y los alemanes: tienes que decir ‘¡ríndete Putin, Rusia está rodeada!’” No se le ve al gobierno español, ¿verdad?, muy entusiasta. A Rajoy, cuando sus colegas le hablan de Ucrania y de Crimea responde con un “¡Ceuta, Ceuta!, hablemos de Ceuta y de Melilla, que ése sí es un desafío que afecta a la Unión Europea”. Ve pasar a la comisaria Malmstrom y murmura “¡qué sabrá esa!”
Ha empezado la primavera. Finjamos que todo va bien.
· Tres años después de la caída de Mubarak, el que manda en Egipto es otro general que se llama Al Sisi. Veinte mil detenidos desde el golpe que descabalgó a Mursi, el de los Hermanos Musulmanes, periodistas a la espera de juicio por informar de lo que hace esta organización ilegalizada, estado policial y sociedad cada vez más polarizada. La primavera hecha invierno en Egipto.
· Comienza el cuarto año de guerra en Siria. Año catorce de gobierno dictatorial de Bashar el Asssad. Atornillado al sillón por obra y gracia de Rusia y de las filiales de Al Qaeda que han vampirizado la revolución opositora, el Ejercito controla ya las ciudades más próximas al Líbano. Dos millones y medio de sirios han abandonado el país. Acnur calcula que aún lo harán cien mil más este año. ¿Cuándo será primavera en Siria?
· El gobierno de Venezuela detiene alcaldes críticos con Maduro. A la cárcel el alcalde de San Diego, Enzo Scarano. A la cárcel el alcalde de San Cristóbal, Daniel Ceballos. Acusados de alentar las manifestaciones de la oposición, que en palabras del gobierno opresivo se dice “apoyar la violencia y el golpismo”. El número de estudiantes detenidos sigue subiendo. ¿Para cuándo la primavera en Venezuela?
· Nigeria sigue sin interesarle a nadie, pero otros cien granjeros cristianos han sido asesinados esta semana por los Boko Haram. Este grupo islamista especializado en matanzas colectivas extiende su dominio en las regiones del norte amontonando muertos y poniendo en evidencia al Ejército. El procedimiento es el mismo que usan cuando asaltan escuelas: prenden fuego al edificio y, cuando sus habitantes salen del mismo huyendo, los esperan para acribillarlos a tiros y desangrarlos a machetazos. Negros y en el corazón de África. ¿A quién le importa si es allí, o no, primavera?