OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Iba a ser Bárcenas en concierto, pero al final se va a quedar en Bárcenas mudo"

Iba a ser Bárcenas en concierto pero al final se va a quedar en Bárcenas mudo. Arranca en el Congreso la comisión de investigación sobre la financiación del PP con el ex tesorero teniendo presente que su obligación es acudir, pero que puede acogerse a su derecho a no responder sobre asuntos que están judicializados. Que en su caso son todos.

Carlos Alsina | @carlos__alsina

Madrid | 26.06.2017 07:53

Bárcenas es el testigo de cargo más sólido para probar que el partido se financiaba bajo cuerda de empresas que hacían generosas donaciones. Él fue anotando en su momento las cantidades y las siglas de los donantes, es decir, la caja B. Lo que pasa es que, a lo largo de su peripecia judicial, ha dado ya todas las versiones posibles: que los papeles no eran suyos —cómo iban a serlo— que luego sí que eran —cuando estaba en presionar con el pico de la manta— a declarar en el juicio, ya procesado, que aquello era una contabilidad extracontable.

Esto fue en enero. Estamos a junio y acabamos de asistir al desfile de ex altos cargos del partido por el juicio de la Gürtel. El aroma de pacto entre la vieja guardia del partido y su ex gerente y ex tesorero. Llegados hasta aquí, no nos hagamos más daño.

Vamos a ver si no acaba diciendo que estas anotaciones contables eran una simulación que elaboraba para matar el tiempo y con idea de escribir una novela.

El ventilador de la basura. Ventilador Villarejo. Acusa que algo queda. Aunque te resistas a presentarle al periodista que te está entrevistando una sola prueba de todo esto que dices.

Dice que el director del CNI amenazó de muerte a Corinna la amiga del rey pero cuando se le pregunta por las pruebas le sale este que dice Corinna que sí las tiene. No llegó a contar, por cierto, de qué conoce a Corinna y de quién fue el interés por conocer al otro (o la otra) y por qué.

Cuando se le pregunta por los documentos que conserva de las actividades en las que ha participado como policía encubierto responde que todo lo entregó a sus superiores. O no.

Todo lo he entregado. Todo. Pero luego dice que se ha guardado un poco. Estilo dejemos caer.

Trabajo policial. Ésa es su coartada para cualquiera de las cosas que se le achaquen a él. Si acude a la cita con un político llamado Ignacio González y le graba sin que éste lo sepa —y sin autorización de juez alguno— ofreciéndose a ayudarle para que el caso de su ático naufrague, entonces es que estaba haciéndose por un tronquete de González para conseguir que confesara.

Estaba actuando. Para sonsacarle. Y tuvo la suerte de que Ignacio González le llamara a él. ¿Por qué? Eso lo sabe González. Pero todo indica que alguien le dijo que éste era el hombre indicado para arreglar problemas policiaco-judiciales.

Ayer comentaba en el programa uno de los periodistas invitados que este Villarejo era el fixer, el tipo que ofrece sus servicios a gente relevante —o esa gente le busca— para resolverle problemas judiciales asegurándose de que los casos naufraguen, presuntamente.

Si le acusan de amenazar y apuñalar a la doctora Pinto para que abandonara el caso contra Javier López Madrid, él dice que no ha trabajado para éste y le recuerdan que en el sumario hay cien llamadas entre él y el empresario, entonces es que los teléfonos que él usaba son de la policía y puede haberlos utilizado cualquiera.

Policía, abogado y empresario de éxito. Sus sociedades acumulan catorce millones de euros. De las que nunca ha cobrado un euro porque todo se reinvierte en crear empleo.

El grupo familiar. Del policía encubierto, abogado y fundador de sociedades de éxito. Un personaje.