A él le corresponde representar a nuestro país en las honras fúnebres. Por la amistad que mantuvo con Fidel, explica el gobierno de España, y porque enviar al emérito parece que es enviar menos. Aunque Ciudadanos haya dicho que le parece excesiva la presencia del rey de antes y aunque no sea un secreto para nadie que, exceptuando al gobierno de Aznar, que las tuvo tiesas con Fidel, los demás gobiernos que ha tenido España mientras Fidel ha estado en el poder han procurado —y conseguido— mantener con él una relación cordialísima.
Juan Carlos en La Habana junto con otros ciudadanos españoles que han querido significarse, ellos sí, como fidelísimos castristas. Anna Gabriel, que encabeza la delegación de la CUP, o Arnaldo Otegi, que ha hecho lo que nunca antes hizo —sacarse el pasaporte español— para poder estar presente hoy aquí y llorar la muerte de aquel al que él considera uno de sus referentes éticos. Que aquellos que se pasan el día denostando al estado español por antidemocrático, que aquellos que se pasan la vida reclamando urnas y derecho a decidir, entronicen a Fidel como quintaesencia de las libertades pone en su justa perspectiva lo que la democracia significa en boca de algunos. La CUP y Sortu. ¿Por qué lo llamas democracia cuando quieres decir autoritarismo de inspiración marxista?
El gobierno de Raúl anticipa que la próxima noche reunirá a más de un millón de personas en la plaza de la Revolución. Acto de masas, como lo llaman aquí. Los medios oficiales (no hay otros) dan cuenta a la población de las cincuenta calles de La Habana que hoy estarán cortadas al tráfico por orden del ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Son las fuerzas armadas quienes informan de las incidencias del tráfico. Aquí el centro de pantallas también está militarizado.