OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Lo suyo sería que Forcadell desconvocará ahora el pleno para desobedecer"

Ahora que el Constitucional ha autorizado el pleno, lo suyo sería que la señora Forcadell lo desconvocara. Con las ganas que tiene de desobedecer al Tribunal, oye, que empiece. Si tú dices que sí, yo digo que no. Que se enteren los magistrados de que aquí no les hacemos ni caso.

Carlos Alsina

Madrid | 06.11.2015 08:08

Bueno, pasó lo que contamos aquí que iba a pasar. El Constitucional admite los recursos de amparo de Ciudadanos, del PP, del PSC, y los deja ahí para ver qué respuesta da más adelante. En la práctica, los tres recursos son ya papel mojado. Lo relevante era si suspendía cautelarmente el pleno del lunes y, como anticipamos el jueves, lo que dice el Tribunal es que no ve motivos para suspenderlo. Revés (bastante esperado, pero revés) para Ciudadanos y el PP, que eran quienes pedían que se impidiera el pleno y quienes se arriesgaban a perder este primer pulso. Por eso el PSC evitó pedir la suspensión cautelar y por eso el gobierno insistía en que el recurso bueno es el de que presentará él el próximo martes.

A los independentistas esta resolución del Constitucional, ¿ves?, sí que les gusta. No hubo líder rupturista que le reprochara ayer al tribunal que haga política. Cuando les dan la razón, celebran que se haga justicia. Cuando no se la dan, le hacen una peineta al árbitro y lo denigran. Siempre hay algún despistado que la pifia, claro, Y el invitado estelar de las últimas horas en el serial independentista no es otro que Juan José Ibarretxe, aquel lendakari que tuvo el País Vasco y que se invento aquello del estado libre asociado para maquillar un proceso soberanista que acabó descarrilando. Justo ayer que el Constitucional bendijo que se debata la declaración rupturista en el Parlament, salió Ibarretxe a decir que el Tribunal es un árbitro comprado. Don de la oportunidad nunca tuvo el ex lendakari. Y mucho pelo tampoco. Como personaje que siempre fue de película futurista ha anticipado cómo será el mundo en el 2030: habrá nuevas naciones en la ONU, Escocia, Flandes, Quebec, Cataluña y Euskadi. Ole y ole. En quince años, todos calvos. Ahora que el lendakari lleva la cabeza completamente rapada se ha convertido en una especie de Raul Romeva en viejo. Bueno, viejo no es. En jubilado. Ibarretxe en auxilio del independentismo catalán. Viendo el éxito que él tuvo, casi mejor buscar otro padrino.

Total, que fiesta harán los de la CUP, y Esquerra y los convergentes mutados en insurgentes, fiesta harán el lunes cuando aprueben su folio rupturista y se envuelvan en la solemnidad que tanto les agrada para proclamar que ha empezado la desconexión de España. Todos ellos saben —-lo sabe Forcadell, lo sabe Mas, lo sabe hasta Ibarretxe—- que la declaración carece de efecto jurídico alguno: al minuto siguiente de cantar Els Segadors Cataluña sigue siendo una comunidad autónoma del Estado español y la Constitución sigue tan vigente como ahora mismo en todo el territorio de Cataluña. Y todos ellos saben —lo sabe Forcadell, lo sabe Baños, lo sabe hasta Romeva—- que al día siguiente el Tribunal Constitucional, con la misma celeridad con que ha dado vía libre al debate del lunes, procederá a suspender la declaración y cuanto de ella pueda derivarse. Como ya han dicho los magistrados, ahora le toca al Parlamento autonómico pero luego, la última palabra, le tocará a Alto Tribunal.

A los efectos proagandísticos, va a dar lo mismo. Porque la exaltación sobreactuada el lunes la van a hacer. El minuto de gloria del independentismo irredento en directo para las televisiones internacionales. Emoción a raudales para compensar, o diluir, la cara de acelga que se le va a quedar a Artur Mas cuando fracase en su empeño de ser investido presidente a la primera. El gatillazo de la investidura, que también se producirá el lunes y que reflejará fielmente lo que está pasando estos días en la política catalana: que los únicos que están pletóricos porque siempre se salen con la suya son los diez diputados de la CUP. Proclamando la ruptura de España y hacièndole a Artur Mas la butifarra.

Retrato electoral de España a mes y medio de unas elecciones generales. Mejora la percepción de la economía, sobre todo mirando a futuro. No así la percepción de la situación política, que sigue yendo a peor. Sólo el 10 % de los ciudadanos califica de buena la gestión del gobierno. Sólo el seis y medio por ciento considera buena la acción del Partido Socialista. Pero son los dos partidos los que, juntos, suman más de la mitad de los votos. Aguanta el bipartidismo, según el CIS, mucho mejor de lo que están reflejando otros sondeos. 29 % del voto para el partido que gobierna, 25 % para los socialistas. Tercera plaza para Ciudadanos, muy por detrás del PSOE, y cuarta para Podemos, que se ha parado en torno al 10 % de los votos. Quién más temor le tenía a este CIS, Pedro Sánchez, respira porque aún le saca diez puntos a Albert Rivera. Pablo Iglesias, demoscópicamente adelgazado, aún confía en remontar de aquí a diciembre. La campanada del fichaje del JEMAD ha dado aire, y moral, a la tropa. Con dos generales más y si es posible, un obispo, aún se ponen de nuevo los primeros.