Albert Rivera ya tiene el primero de los títulos, la liga andaluza. Ahora va a por la copa madrileña y la champions valenciana, que ésta es la requiere de más carambolas y más jugadas imprevistas de última hora para sorprender al adversario. Valencia sería champions porque tiene de premio una alcaldía: la tercera ciudad más poblada de España. A la que Ciudadanos, a esta hora de la mañana, aspira porque le han hecho ver que es posible que esa carambola salga.
Por partes: Andalucía, Madrid y la comunidad valenciana.
Hace 24 horas se empezó a ver con claridad —y perdón por la inmodestia— en este programa por dónde iba a ir el día. Juan Marín, el portavoz de Ciudadanos en Andalucía nos admitió la alta probabilidad que veía de que Susana le acabara firmando el contrato de alquiler de su voto para la investidura. Y que antes del sábado se celebrara la coronación definitiva de la baronesa-presidenta. Y a su manera vino a admitir algo más: que Chaves podría seguir de diputado sin que eso fuera ya obstáculo para la proclamación susanista. Con un gesto basta. Dale a la moviola.
Si hay un gesto, se acepta y basta. Si es imputado Chaves, que se le requiera el acta. Si es más imputado de lo que está ahora, se entiende. ¿Qué pasó con la claúsula Chaves, como la bautizó —también aquí— Albert Rivera? No puede haber excepciones a la norma, nos dijo el líder de Ciudadanos, tiene que ponerse fecha ya a la renuncia al escaño. Moviola de nuevo.
¿En qué ha quedado la cosa aquella de la fecha? Página 2 del documento por la regeneración que han suscrito ayer los dos partidos, punto 16. Dice: “Será separado de inmediato cualquier cargo electo que resulte imputado por corrupción política”. ¿Es Chaves un cargo electo? Ciertamente. ¿Está imputado por corrupción política? Está imputado por el Supremo en el caso de los EREs. ¿Ha sido separado de inmediato? Umm. ¿Ha sido separado de inmediato? No, no lo ha sido. ¿Se da por cumplido el documento? Venga sí, aceptamos pulpo. Chaves seguirá de diputado hasta que se disuelvan las cortes nacionales. Octubre, en teoría. Y Ciudadanos, cubriendo el expediente al plasmar el compromiso en un papel, finge mantener la condición que le había puesto a Susana. Pero, el práctica, ha aguado la exigencia porque siempre fue lo que fue: una coartada para aplazar el apoyo a después de las municipales. A toro pasado, y plegando velas sin admitir que las pliega, ha acabado facilitando Ciudadanos la investidura de quien ganó las elecciones y de quién no tenia alternativa posible en la cámara, porque éste fue siempre el fondo del asunto: que los cuatro grupos de la oposición al PSOE —PP, Podemos, Ciudadanos, IU—- nunca se plantearon pactar (ni podían) una candidatura alternativa. Esto que decía Susana:póngase ustedes de acuerdo en otro presidente o déjenme gobernar a mí, caramba.
Andalucía: la llave fue Ciudadanos. En Valencia. En Valencia también ayer, en este programa, empezó a notarse que estaban pasando cosas. Ximo Puig, el candidato socialista, subrayó la comprensión y buena sintonía que estaba encontrando en Ciudadanos en contraste con las dificultades que habían surgido en su negociación con Compromís. Y a la pregunta de si contemplaba la posibilidad de que el alcalde de Valencia acabara no siendo el de Compromís,Rafael Ribó, su respuesta reveló la importancia de las salvedades temporales. Démosle a la moviola.
En este momento eran las nueve y cuarto de la mañana. Unas horas después, el partido del señor Puig anunció la ruptura de la negociación con Compromís. ¿Por qué? Porque dice haberse hartado el PSOE de que esta coalición les ningunee insistiendo en que la presidenta autonómica sea también suya. Traducido: que Compromís reclama mucho cede poco. Y que el cálculo inicial de los socialistas se ha revelado errado: dieron por hecho que su apoyo a Ribó en la alcaldía aseguraba, en reciprocidad, el apoyo de Compromís a Puig en la presidencia atonómica. Y llegó Mónica Oltra y dijo que eso habría que verlo. Aquí es donde los de Rivera asoman la cabeza y dicen: eh, que otra suma es posible. Tanto en la comunidad como en el ayuntamiento. ¿Qué otra suma? Ciudadanos apoyando al PSOE y con la abstención del PP. Claro, porque el PP también tendría que participar del nuevo puzzle. Y por eso Fabra, ya desahuciado, dice de pronto “ay va, si igual yo también puedo pintar algo”. Pongamos precio a mi abstención. Y por eso Rita, desahuciada también, mueve ficha en el ayuntamiento y se ofrece a facilitar una alcalñía no del PSOE, pero sí de Ciudadanos con el visto bueno del PSOE. Como aquí cambia todo de una hora para otra, es posible que Compromís se haya pasado de frenada sobrevalorando sus cartas y pecando de bisoñez negociadora: la borrachera del éxito electoral les ha cegado, dicen los socialistas. Y es posible que el PP al final se salga del hipotético acuerdo alternativo y acaben enfrenando los valencianos el escenario que han evitado al final los andaluces: el de las nuevas elecciones ante una situación parlamentaria bloqueada. Ximo Puig, que está en el discurso de no retratarse como aliado natural ni del nacionalismo ni de las nuevas izquierdas, tiene en su mano hacer camino propio y, si el PP se deja, darle a Ciudadanos la llave valenciana con alcaldía incluida: la tripleta de Albert Rivera .
Dices: falta Madrid. Bueno, falta Madrid a medias. Hoy empieza formalmente una negociación con el PP de Cifuentes que, en realidad, viene estando en marcha —-mensaje va mensaje viene— desde la misma noche del 24 de mayo.