MONÓLOGO DE ALSINA

Monólogo de Alsina: "El nuevo líder de la oposición al Gobierno se llama Ángel María Vilar"

A las ocho de la mañana, las siete en Canarias.  Les digo una cosa.   Esto sí que no. Esto no entraba en los planes de Rajoy. Ni de Rajoy, ni de Floriano, ni de Arriola. A punto de empezar otra campaña electoral, el nuevo líder de la oposición al gobierno se llama Angel María Villar. Presidente perpetuo de la Federación Española de Fútbol. Por orden de la autoridad se hace saber que España será, a partir de ahora, un país sin fútbol. Villar se ha puesto bravo y suspende la Liga a partir del día 16. Que se entere el gobierno de lo que vale un peine. 

ondacero.es

Madrid | 07.05.2015 08:14

Si Rajoy tiene el BOE para publicar decretos, el tiene el calendario de partidos para encabritar a la afición prohibiendo que se juegue. Anoche alcanzó su cima el pulso entre el ejecutivo, que decretó hace una semana el nuevo reparto de los derechos televisivos, y esta pareja que forman el sindicato de futbolistas y la Federación Española de Villar. Éste último enrabietado porque el gobierno no ha hecho caso a sus últimas exigencias y el sindicato, la asociación de futbolistas, enfadado también porque Hacienda pretende que se tribute como salario lo que hoy perciben, a través de sociedades, como derechos de imagen. Anoche anunció Villar que el final de la Liga queda suspendido hasta nueva orden. En standby, como la investidura de Susana. Demostración de fuerza para sentar al ministro Wert a negociar y obligar a Rajoy a que rehaga su real decreto. Lo que le faltaba al presidente. Tener a medio mundo del fútbol en contra. O no tener fútbol. Para un periódico que leía sin atragantarse, y ahora también, ¡política en el Marca!

 

Ya se lo dijo Rajoy a Artur Mas la primera vez que lo recibió en la Moncloa cuando Mas todavía visitaba la Moncloa: vivo en el lío. Pues ése es el nuevo lío: Villar, en modo bronca. El eterno Villar, recordman nacional de permanencia en el cargo. Ya era presidente de la Federación cuando Pablo Iglesias iba a quinto de EGB. Háganse una idea. De la experiencia negociadora que este hombre acumula.

 

De aquí a que se resuelva qué puede hacer España, los sábados y los domingos, en ausencia de fúlbol qué debate ocupará nuestro tiempo si no hay final de Copa ni opción a liarla pitando el himno, la idea de transmitir, en lugar de partidos, el teatrillo que hacen los partidos los mítines- ha quedado desechada. No gratis parece prudente sembrar las programaciones de la radio y la televisión transmitiendo mítines. La campaña electoral que comienza en la medianoche está bien para comentarla, pero hay que ser muy adicto para tragársela entera (no te digo ya para disfrutarla). Aquí empezaremos a escuchar cómo nos piden, casi deseperadamente, el voto, a la misma hora que en el Reino Unido estarán empezando a contarlos. Se elige hoy nuevo Parlamento británico, a la manera británica, que consiste en cada partido presenta a un aspirante por circunscripción y el que saca más votos se convierte en diputado mientras los demás se vuelven a casa de vacío. El escaño para el vencedor, la nada para el resto. Con las encuestas anticipando un resultado apretado entre los dos partidos hegemónicos (que lo siguen siendo), tiene sentido que se esté hablando esta mañana en los medios británicos, sobre todo, de estos dos conceptos: el strategic voting, voto táctico (calcula quién tiene más probabilidades porque, si no, tu voto va a servir de poco), y el hung parliament, que es como llaman allí a un parlamento en el que ningún grupo tiene mayoría suficiente como para asegurarse en solitario el gobierno. El Parlamento andaluz, por ejemplo, es un hung parliament, o sea, más que el lío, el re-lío. No es sólo que ningún grupo tenga la mitad más uno, sino que no está claro que vayan a cuajar pactos para formar gobierno. A David Cameron se le está poniendo cara de Susana Díaz. Incluso ganando las elecciones puede tener dificultades para seguir de primer ministro. Incluso ganando, lo cual sería novedad en los usos políticos del Reino Unido.

 

Las encuestas dicen que el bipartidismo aguanta: los dos partidos hegemónicos, conservadores y laboristas (derecha e izquierda) sumarán en torno al 70% de los votos. Unos 275 escaños cada uno de un Parlamento de 650. Los grandes siguen siendo mucho más grandes que los otros, pero esta situación de empate abre opciones a los pequeños para venderse como bisagras y abre opciones esto es lo nuevo para que incluso perdiendo Miliband, el laborista, intente formar gobierno. Apoyado, o franquéandole el paso, el Partido Nacionalista Escocés que se ha merendado, precisamente, al laborismo en su territorio. Ahora que en España estamos entretenidos con reformas de leyes electorales que siempre se plantean cuando quedan dos telediarios para las urnas y luego se olvidan, en el Reino Unido se abre el debate sobre si un aspirante perdedor tiene derecho a forjar alianzas para descabalgar al que ha ganado. Miliband niega que esté planeando eso, pero hay señales de que sí lo tiene en mente. Su argumento sería que hay más diputados con el alma a la izquierda que a la derecha, aunque sean de partidos distintos, y que el país requiere de un cambio de políticas. Y para ello prepara una puesta en escena en la que sean los sindicatos mayoritarios los que le pidan que intente formar gobierno.

 

¿Eso cómo nos afecta a nosotros, nos afecta acaso más que que no haya fútbol? Pues hombre, afecta en dos aspectos: uno, que el signo politico de un gobierno relevante en la Unión Europea influye en las mayorías que se forman en los consejos europeos (cuando se juntan los jefes de gobierno a pactar políticas), y dos, que la izquierda británica tiene por costumbre ser más europeísta que la derecha: Miliband no quiere referéndum de permanencia en la Unión Europea. 

 

Veremos. En España estaremos hoy ocupados en calcular quién ganará cada una de las trece elecciones autonómicas del día 24 (porque hoy sí que sí, sale el CIS), y ocupados en comprobar cómo en el Parlamento andaluz los grupos de la oposición han concluído que es mejor retrasarse que retratarse. Escuchando ayer a Albert Rivera en este programa quedó bastante claro: el deseo de abrirle la puerta a Susana Díaz antes de las elecciones municipales ha quedado crionizado. Ni a Ciudadanos ni a Podemos interesa. Y sobre todo no le interesa a uno pactar una abstención sin tener la seguridad de que el otro también se retrate. Lo de Susana va a seguir siendo la never ending story. La historia interminable de una presidenta que ya lo era y que lleva dos meses intentando volver a serlo. El strategic voting que dirían los ingleses. La táctica de dejar la investidura en suspenso en el hung parliament de los andaluces. Paciencia y a esperar a que cambie la coyuntura táctica. Después de todo, Rajoy sigue pensando, como Cameron, que lo suyo es que gobierne la lista más votada.