OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Nada trastoca más el ánimo de Rajoy que cesar a quienes han trabajado a su vera"

En esta mañana después de Halloween. Antes de que proliferaran los zombies ya teníamos aquí la santa compaña. La procesión de almas en pena que vaga de pueblo en pueblo deteniéndose en las casas donde está a punto de morir alguien, aunque él no lo sepa.

ondacero.es

Madrid | 01.11.2016 08:11

Ánimas envueltas en sudarios y con los pies descalzos que portan una vela encendida inundando la noche del olor a cera. Los perros que aúllan advirtiendo de su llegada. Los demás animales, en estampida. Y al frente de la comitiva de almas en pena, una persona viva que abre camino con el caldero de agua bendita.

El aviso de que va a haber difunto lo hace uno que está vivo. Como bien saben Rajoy y Feijóo, veteranos los dos en la tradición de ver desfilar morituri.

Este primer día del nuevo mandato de Rajoy ha sido declarado por el presidente, y para sí mismo, jornada de reflexión. La agenda de compromisos presidenciales amanece despejada. Papel en blanco para que Rajoy le dedique las horas que desee a rematar la composición de su nuevo gobierno. Quién sabe si tanteando candidatos, encargándole a Cospedal que los tantee ella o pasando el mal trago de comunicar decisiones ingratas para el afectado.

Cuenta la leyenda mariana que nada trastoca más el ánimo del presidente gallego que tener que informar del cese a quienes han trabajado a su vera. Máxime si éstos son amigos personales con cuya ejecutoria —aunque al resto del mundo le resulte manifiestamente mejorable— él está razonablemente satisfecho (esta expresión es muy de Rajoy: razonablemente satisfecho, sin aspavientos).

Pero demuestra no la leyenda, sino la historia mariana, que por más que le trastoque o le duela, nunca dejó el presidente de mandar colaboradores a paseo cuando tuvo la convicción de que le convenía hacerlo. Acebes y Zaplana en 2008 son el más vivo ejemplo. Las etapas empiezan y terminan. Y lo único que permanece, en el universo mariano, es Rajoy. Incluso aquellos (o aquellas) cuya continuidad se da por descontada saben que, de buenas a primeras y fruto de una carambola, pueden acabar teniendo que hacer mudanza.

El perfil que busca Rajoy para sus nuevos ministros es Alberto Núñez Feijóo. Imagen de moderación. Talante negociador. Éste es el retrato robot.

Feijóo. Sólo que Feijóo no aparece en las quinielas porque acaba de ganar unas elecciones autonómicas y está en puertas de ser investido presidente de nuevo. Serlo, aún no lo ha sido. Y sería sorprendente que no llegara a serlo porque Rajoy le tentara de pronto con una vicepresidencia. Pero hemos cumplido diez meses de situaciones insólitas y decisiones inéditas. Aunque sólo sea por darle emoción al quinielismo, hay que meter en el bombo todos los nombres de dirigentes renovadores a la vez que experimentados.

A Pedro Sánchez sí que lo quieren enterrar del todo. Los ganadores de la guerra interna del PSOE se revuelven contra su entrevista en 'Salvados'.

Que se retire con dignidad, le sugiere Javier Lambán, barón socialista aragonés que tiene firmado un pacto con Podemos. La actuación de Sánchez reclamando ahora el entendimiento con Pablo Iglesias, urgiendo a ponerle fecha ya al congreso del partido y presentándose como víctima de una conjura ha indignado a la actual dirección del PSOE, aunque no lo bastante como para que haya habido un aluvión de declaraciones críticas. Apenas han sido unos pocos los dirigentes que han querido opinar (Lambán, Barreda, Antonio Pradas). El resto prefiere no darse por enterado.

Más significativo aún que el escaso número de voces críticas es el casi inexistente número de voces sanchistas que hayan salido a celebrar la reaparición de su líder. Quitando a Margaria Robles (que no milita) y a Adriana Lastra, que sí, pocos más han salido a aplaudir a Sánchez. Y tampoco es que Margarita se haya dejado las palmas.

El silencio de los dirigentes pedristas contrasta con el entusiasmo que la entrevista produjo entre los dirigentes de Podemos. Recofortados porque entienden que Pedro les ha acabado dando la razón: no hay más gobierno socialista posible que el que pasa por pactar con ellos y son las oligarquías, el poder financiero, el grupo Prisa y unos cuantos saboteadores más los que han hecho imposible la alianza de izquierdas que apartara de una vez del gobierno al PP. Sánchez ha acabado haciendo el discurso de Podemos y, en coherencia, Podemos se lo aplaude. Bien por Pedro, ya casi es uno de los nuestros.