OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Marty McFly habrá podido comprobar que tampoco hemos cambiado tanto"

Ahora que Marty McFly ya está aquí, de regreso al futuro, habrá podido comprobar que la única novedad asombrosa en la política de su país, los Estados Unidos, es que el presidente es negro. Negro y terminando mandato, pero elegido conforme a los procedimientos de siempre y sometido a idénticos mecanismos de control que entonces.

ondacero.es

Madrid | 21.10.2015 08:06

Hoy que estamos todos entretenidos viendo qué cosas de aquellas que aparecían en “Regreso al futuro” se han cumplido, podemos entretenernos también comprobando cómo entre tanto avance tecnológico futurista no aparecía ninguna revolución en los usos y costumbres del poder político.

Si Marty se sube al Delorean y se viene a España verá que aquí estamos ---2015-- debatiendo sobre la religión en la escuela y el concordato. Escuchará al gobierno prometer que hay solución al paro endémico que padecemos, a los sindicatos discutir si la indemnización por despido debe ser más alta o más baja, a los partidos echándose en cara la corrupción y a los periodistas debatiendo sobre la injerencia del poder político en la prensa y sobre cuántos debates debe haber en una campaña. Así que cuando Marty empiece a pensar que la máquina del tiempo se le ha averiado habrá que señalarle los tres cambios políticos evidentes que reflejan en qué año estamos: a saber, que sólo los ministros llevan ya corbata; que uno de los aspirantes a presidir el gobierno luce coleta (morada, y según sus adversarios flácida); y que los candidatos a presidente no aceptan preguntas en los actos electorales a los que convocan a los periodistas: ni Rajoy ni Sánchez ni Iglesias admitieron que se les preguntara nada. Vamos mejorando.

En los usos políticos y los temas sobre los que gira el debate tampoco hemos cambiado tanto. Iba a haber un antes y un después del 15-M, quién se acuerda, el sistema había entrado en crisis y llegaba una revolución de la mano de la movilización ciudadana. Piano piano. Al Congreso no hay listas abiertas y la reforma de la ley electoral no está entre los asuntos prioritarios de debate. A lo que aspiran hoy los partidos emergentes es a tener peso parlamentario suficiente para determinar ellos quién de los dos grandes gobierna, la bisagra que antes intentaron ser, o fueron, Izquierda Unida, Convergencia i Unió, el PNV.

De manera que bienvenido, Marty McFly. Viaja de nuestra parte a la España de 2025 y nos cuentas si piano piano se va lontano. Campana parlamentaria y se acabó. Este miércoles se somete el gobierno Rajoy a su última sesión de control parlamentario. Deja aprobados el presidente, como quería, los Presupuestos del próximo año. Entre críticas —-es la liturgia—- de la oposición que recurrió ayer al símil mortuorio.

Muertos vivientes, Presupuestos muertos antes de nacer, papel mojado porque el próximo parlamento se ocupará de cambiarlos. Ése ha sido el estribillo que ha acompañado toda la tramitación parlamentaria, tal como el mantra del gobierno ha sido estabilidad, estabilidad: aprobar las cuentas por anticipado genera confianza en España, aunque Moscovici, el francés, se empeñe en cuestionar los cálculos. De Guindos, en el epílogo de su actividad política (a punto, como quien dice, de coger la puerta) deja hecho su propio cálculo: a final de 2015 el paro habrá bajado 650.000 personas en un año.

El jueves sale la EPA del tercer trimestre. Empleo y recuperación económica serán las banderas electorales del PP. Y la experiencia de gestión frente a la bisoñez de los tres nuevos: Sánchez, Rivera e Iglesias. Los tres están por estrenar, martillean los populares, queriendo pensar que esta vez la novedad, el afán de probar algo distinto, cotizará a la baja.

En apoyo del colega conservador empiezan a personarse en Madrid la veteranía en persona, que es Angela Merkel, el presidente de la comisión Juncker, su antecesor Barroso, el aspirante a regresar al poder en Francia, Sarkozy, y el todavía primer ministro portugués, Passos Coelho. “Todavía” porque su continuidad en el cargo está comprometida por el acuerdo que ha fraguado el Partido Socialista con los comunistas y la Syriza portuguesa. Lo que el cuatro de octubre parecía la victoria del gobierno conservador que hizo el ajuste, a 21 de octubre sigue siendo victoria pero no significa mantenerse en el gobierno. La lista más votada no va a gobernar en Portugal.

Passos Coelho, Merkel, Sarkozy, son los colegas bien vistos a los que Rajoy quiere sacar partido electoral. A otros dos de los dirigentes que vienen, Berlusconi —que aún existe— y el húngaro Victor Orban —-el euroescéptico—-, tiene bastante menos interés en sacarles nada. O en que se les vea.