ESPECIAL MÁS DE UNO DESDE BARCELONA

Monólogo de Alsina: "La CUP debe estar sintiendo la tentación de poner en apuros al Rey en la manifestación"

Junto a la Plaza de Cataluña. A 34 horas de que desemboque aquí mañana un río. Más que un río. Una riada. La inundación de personas que mañana tomarán el Paseo de Gracia —o tomaremos, porque estaremos allí y lo viviremos con ustedes— para repudiar el terrorismo yihadista y reafirmar el compromiso de plantarle cara, de no rendirse, de no someterse a su proyecto criminal, totalitario y liberticida.

Carlos Alsina | @carlos__alsina

Madrid | 25.08.2017 08:10

Aquí, en la plaza de Cataluña, escucharemos mañana el manifiesto final de esa marcha y veremos juntos a los representantes de los servicios públicos que dieron la primera respuesta en la calle (guardias urbanos, comerciantes de la Rambla, Mossos d'Esquadra, voluntarios de Cruz Roja) y a los representantes de las instituciones que van a caminar al mismo paso. Y esto va a ser, en sí mismo, una noticia. Un acontecimiento. Por varias razones:

• Porque al final sí viene el Rey, por ejemplo.

• Porque van a caminar juntos Rajoy y Puigdemont, juntos aunque no de la mano.

• Porque van a estar aquí los líderes políticos principales de los partidos políticos de nuestro país: Sánchez, Iglesias, Rivera.

• Y porque van a estar a la vez, juntos en Barcelona, todos los presidentes autonómicos, que no hacen pleno en ninguna reunión desde hace años.

Viene tanto cargo público mañana que el gobierno central ha fletado un airbus. Un puente aéreo sólo para un día. En lugar de coches oficiales lo que viene es un avión oficial. Rajoy ha ofrecido asiento a todo cargo público o electo interesado en venir. Pablo Iglesias, por ejemplo, ha aceptado el billete. Pedro Sánchez y Alber Rivera, sin embargo, han dicho que vienen por su cuenta. Oye, cada uno viaja como le parece.

El Rey, al final, sí viene, como les digo.

Ésta es la última presencia que se confirmó en la tarde de ayer. Y la noticia no es que venga a pesar del veto que le puso la CUP —ya saben que la CUP se la envainó anteayer y plegó velas—. La noticia es que nunca antes el Rey (ni éste ni el anterior, su padre) había asistido a una marcha de estas características. Usted seguramente recuerda, como yo, que sí vimos a Felipe de Borbón en la manifestación de Atocha el 12 de marzo de 2004.

Pero entonces él no era rey. Y el que sí lo era no estuvo.

Esta semana les explicamos que la CUP había aplicado la doctrina Bush, la intervención preventiva. Nadie había dicho que el Rey fuera a venir pero ellos ya dijeron que era intolerable que viniera. Bueno, pues mañana viene. Cabe poca duda de que la CUP debe de estar sintiendo ahora mismo la tentación de hacerse notar para poner en apuros al monarca. Y a Rajoy y a sus ministros, que vienen todos. Pero si la CUP verá. Si quiere quedar como el socio del gobierno autonómico que contribuye a que la manifestación tenga el sentido con el que ha sido convocada o quiere quedar como el partido-boicot que revienta una concentración de todos.

Estamos hoy en la Rambla porque estamos en casa.

Porque esta que es la la calle más conocida de la ciudad (desde luego, la más conocida fuera de Barcelona) y la más popular fuera y dentro, es nuestra calle. La de Onda Cero en Barcelona. Desde hace muchos años.

Sólo nos ausentamos una temporadita corta, cuando de la mano de Luis del Olmo nos hermanamos con Onda Rambla.Pero esta sede nuestra, tan cerca del Liceo, enfrente mismo de la Boquería, siempre ha sido santo y seña de nuestra cadena. El atentado fue al lado de casa.

Hay dos presuntos terroristas a los que les llegará, aunque sea de rebote, el clamor que mañana se escuchará en Paseo de Gracia. Se llaman Houli Chelal (Alcalá Meco) y Driss Oukabir(Soto del Real). O sea, el que se lesionó manipulando explosivos en Alcanar y el que se presentó en la comisaria de Ripoll diciendo que se hermano le había robado la documentación. Sobre el primero no hay duda de si pertenencia al comando porque estaba en Alcanar cuando aquello voló por los aires. Ahora dice que se arrepiente. Hombre, ya. Si te hubieras arrepentido antes de ponerte a fabricar explosivos igual habría servido para algo.

Sobre el segundo no parece que tenga muchas dudas el juez: el Driss éste alquilo la furgoneta que se usó para atentar, aunque él diga que creía que la iban a usar para una mudanza. Tan crédulo y tan indocumentado.

Ayer ya trascendieron imágenes de los cinco terroristas de Cambrils. Tan contentos en el área de servicio de la autopista a la que iban y venían a comprar cosas. Y tan contentos en el bazar chino adquiriendo los cuchillos, el hacha y la acetona.

En la investigación el que manda es el juez. Andreu. Audiencia Nacional.

Y el juez repartió ayer tareas —o recordó, más bien, cuál es el ámbito de cada cuerpo policial— para que nadie se despiste. Lo que suceda o haya sucedido en Cataluña lo investigan los Mossos. Lo que suceda o haya sucedido en el resto de España, y las posibles conexiones en otros países, guardia civil y policía nacional. Y a trabajar sin pisarse unos a otros la manguera que el asunto lo merece. No está bien contarle a la opinión pública que la coordinación es espléndida si no lo es. Si el recelo y la competencia pesa más que el afán por combatir eficazmente a estos tíos. Los yihadistas que dicen que Al Andalus tiene que volver a ser califato.

El vídeo de el cordobés. Hijo de Tomasa. Con su estética rancia de Ché Guevara, la tabarra del Ché. Y la empanada mental del hijo de la Tomasa. Hablando de la Inquisición como si fuera responsabilidad de los españoles de hoy y como si los Reyes Católicos siguieran vivos. Abandone el hijo de la Tomasa toda esperanza de que nos traguemos la milonga de que mataron al chavalito de Rubí para vengar la Inquisición. Qué aptitud para el crimen y qué cara más dura la del tal Mohamed. Pérez.

La controversia sigue sobre el imán de Ripoll y cómo de claro fue el aviso de la policía belga a los Mossos cuando el tipo estaba buscando trabajo en Vilvoorde. En realidad fue un policía local de esta ciudad, que había conocido a un Mosso en un congreso, el que le escribió a su correo personal para pedirle la información que tuviera sobre el tipo, por si fuera sospechoso de algo. El Mosso consultó en su base de datos y ahí no aparecía nada sobre Essatty. Yeso fue lo que le respondió: que no había nada.

Esto fue en enero del año pasado. Para entonces el imán ya había cumplido su condena en Castellón por trafico de drogas y tenía pendiente la orden de expulsión que nunca se ejecutó, pero todo eso no aparecía en la base de datos que consultó el mosso. El consejero de Interior catalán hizo bien en aclarar ayer que no fue ni denuncia ni sospecha lo que hizo el policía belga, sino consulta.

Hace bien el consejero en aclarar las cosas, aunque ayudaría si hablara con más sosiego, y más frialdad y sin dar la impresión de que está siempre a la defensiva. Puede haber información, o interpretaciones, equivocadas en los diarios, pero de ahí a convertirlos en la prueba de que hay una oleada mediática en marcha para desmerecer a los Mossos d'Esquadra hay un trecho que el consejero haría bien en no recorrer cada día. Relájese que no está en marcha ninguna conjura universal.

Y la próxima semana,

se acabaron las vacaciones. ¿Qué vacaciones? Las de la gresca política.

El mismo lunes volverán las palabras gruesas. Vuelve como asunto central del escenario político patrio el proceso independentista que impulsa el gobierno de esta comunidad autónoma. Recuperar la normalidad, para el gobierno de aquí, significa retomar el calendario independentista y hacerlo desembocar en un referéndum el primero de octubre.

En la semana de regreso a donde siempre, el Congreso de los Diputados estará debatiendo, sin embargo, un asunto distinto: la Gürtel. PSOE y Podemos han conseguido el pleno extraordinario que venían reclamando.

Le tocará a Rajoy acudir al Congreso a repetir todo lo que ya tiene dicho sobre Gürtel y a callar todo lo que él desee seguir callando. El PNV se puso del lado de PSOE, Podemos, Esquerra y el PdeCAT y decantó la balanza en contra del PP.

Pleno sobre la Gürtel en el Parlamento mientras aquí, en el Parlament, se pone en marcha la fase final de la insumisión a nuestras leyes.