OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Esto no da más de sí"

Esto no da más de sí. Al Rey también se le acaba la paciencia. Como a todos. Porque también a él le están mareando los dirigentes políticos (Sánchez y Rajoy singularmente). Y porque va a hacer lo que esté en su mano por no verse él salpicado. Del desafecto. Del descrédito. Y del hartazgo.

Carlos Alsina

Madrid | 06.09.2016 08:01

Esto no da más de sí.

Intuyo la cara que me va a poner usted cuando me oiga contar, como noticia política del día, que Pedro Sánchez llamará hoy a Mariano Rajoy para iniciar su ronda de contactos en busca de una solución al empantanamiento político. ¿Está usted de guasa, Alsina? ¿Me está diciendo que Pétreo Sánchez —el del no, no y no— llamará hoy a Rajoy —el que perdió el viernes la investidura— para ver cómo salimos de ésta. Pues sí, eso le estoy diciendo. Que en esta realidad virtual en la que, a falta de contenido real, la política ha quedado reducida a apariencia, Sánchez quiere tenernos entretenidos (o distraídos de lo que en realidad está pasando) con otro rosario de llamadas, reuniones, mensajes de 'Whats app' y tentempiés varios. Fuegos artificiales. Juegos de manos.

Este nuevo baile de máscaras que abre hoy Sánchez al trote cochinero no es una negociación. Porque no hay nada que negociar. Y porque el mismo Sánchez que toma la iniciativa pone todo el empeño del mundo en aclarar que él no se está postulando como candidato. Que quede claro, dice con este tono de enfado permanente que se le ha quedado.

No es una negociación. No es una alternativa. Es el intento de crear un envoltorio que le dé apariencia de consistencia política a una charla de café. Charleta entre dirigentes. Oye, ¿tú cómo lo ves? ¿El qué, Pedro, el qué? ¿Cómo se habla de una investidura que pueda salir adelante si no existe candidato?

Miren, si Sánchez quiere saber qué puede esperar de Rivera le puede telefonear ahora mismo (son las ocho, ya está despierto) y se lo cuenta. En cuanto cuelgue a Rivera, Sánchez puede hacerle una perdida a Iglesias (para que sea él quien pague) y éste le responde al momento y le deja claro lo que sí puede y lo que no puede ser. Si empieza estas gestiones tan enjundiosas ahora mismo, al mediodía ya habrá terminado su ronda de consultas y tendrá claro lo que él ya sabe: que no va a conseguir embarcar a estos dos partidos en una operación para hacerle a él presidente. Ah no, que él no se postula como candidato.

¿A quién postula entonces? Misterios de la política española. Siempre en vanguardia. Siempre innovando.

Han sido compañeros suyos de partido quienes se han adjudicado a sí mismos la tarea de traducir a Sánchez. El PSOE translator. Donde el líder dice "hemos de ponernos de acuerdo las fuerzas del cambio" el presidente aragonés, Lambán, dice.

Y el andaluz Cornejo, que es Susana por persona interpuesta, dice.

No, no y no, no engañemos a los ciudadanos. Oiga, Cornejo, complete usted la reflexión: ¿quién dice que está engañándonos?

Vara y Page, a más a más, reprochan a la Ejecutiva pedrista que no abra el debate.

El castellanomanchego se queja de que no hay diálogo.

El extremeño, de que la dirección intente acallar a los que discrepan.

A Sánchez no se le puede juzgar como gobernante porque aún no lo ha sido. Tal vez, si llega alguna vez a la Moncloa, resulte un magnífico presidente. De momento la gestión que se le conoce es como secretario general del PSOE. Y viendo cómo está hoy su partido, debilitado electoralmente y con un clima interno manifiestamente mejorable —barones que le acusan de silenciar al discrepante, baronesas que sugieren que está engañando a los ciudadanos—, no parece que vaya a pasar a la historia, por mucho corte de mangas que le haga a los barones, como el mejor secretario general que ha tenido su partido.