OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Dolores Delgado en la picota de hoy por su presunta relación con Villarejo"

En la picota hoy, la ministra de…Justicia. Dolores Delgado.

Por su relación, presunta, con el comisario Villarejo.

Para favorecer a un empresario naviero.

Carlos Alsina | @carlos__alsina

Madrid | 17.09.2018 08:01

Ésta es la información que difunde a esta hora El Confidencial y cuyos detalles adelanta Onda Cero.

La Audiencia Nacional investiga una anotación realizada por el comisario José Villarejo, el de las cloacas, en la que éste menciona una cita con la entonces fiscal de la Audiencia Dolores Delgado, hoy ministra de Justicia. El comisario, que ofrecía sus servicios a personas con mucho dinero para solucionarles los problemas que pudieran tener con la justicia utilizando todos los procedimientos.

El cliente de Villarejo en este caso era Ángel Pérez Maura, un naviero cuya entrega reclamó Guatemala en 2016 por la sospecha de haber untado con mordidas millonarias al presidente del país, Pérez Molina, para adjudicarse un contrato. La petición llegó hasta la Audiencia Nacional y el comisario Villarejo intentó hablar del asunto con personas de la fiscalía, entre ellas, según se desprende de esa anotación, la hoy ministra Delgado. Los investigadores no han podido concluir si la cita llegó o no a producirse, pero sí que existieron otros encuentros informales de Delgado con el comisario sin vinculación aparente con este caso.

La extradición de Pérez Maura no llegó a producirse por retrasos en el envío de los documentos por parte de las autoridades de Guatemala. En cuanto a los encuentros detectados entre la fiscal Delgado y el comisario hoy imputado, cabe mencionar que ambos tienen amigos comunes. Al menos uno: Baltasar Garzón, ex juez de la Audiencia Nacional que compartió años de trabajo con Dolores Delgado y que no oculta su buena opinión del comisario Villarejo, a quien calificó en el programa de Jordi Évole como un extraordinario policía.

La ministra Delgado asiste esta mañana, con el resto de los ministros, al acto de fomento de la autoestima que ha convocado el presidente del Gobierno en la Casa de América.

Que no, que no. Que el presidente no piensa comparecer en el Congreso para hablar de su tesis doctoral. Él está a lo que digan los grupos parlamentarios. Pero tanto el suyo como el de Podemos como Esquerra y el PDeCAT ya saben que el presidente no quiere ser convocado.

Si esto fuera Radioestadio les diría que el conjunto gubernamental ha iniciado el contragolpe.

Que suena más futbolístico y menos dramático que el contraataque. Y que además suena a liarse a golpes, que es una cosa muy de la vida política de este tiempo.

Segunda parte del partido que empezó el miércoles de la semana pasada. Cómo olvidarse, cuando Rivera se escapó él sólo, dejó atrás a Casado, y se plantó en la portería para disparar a puerta y dispararle a Sánchez.

Le madrugó Rivera la sesión de control a Casado, dejó descolocado al presidente y diluyó al compadre, Pablo Iglesias. Marcó la agenda el líder naranja y así le fue reconocido incluso por sus adversarios: golpe de audacia y reaparición del púgil abriendo los telediarios.

Ahora estamos en la segunda parte del partido. Que es cuando se va a ver si lo que el miércoles parecía un gol por la escuadra a Sánchez no acaba siendo el gol en propia puerta que tanto temen los aspirantes a galácticos.

El presidente del Gobierno hizo lo que Rivera reclamaba, difundir la versión digital de su tesis; ésta ha sido sometida por los medios de comunicación (no sólo por la Moncloa) al detector de plagios (lo del turnitin ése) y la conclusión es que no cabe atribuir tal irregularidad, el plagio, a la tesis Sánchez. Cabe atribuirle, es verdad, otras cosas. La principal, que sea una tesis sin tesis. El trabajo parte de la hipótesis de que el sector público español está apostando desde el 2000 por la diplomacia económica y concluye 315 páginas después que, en efecto, así es. Que la hipótesis es correcta, venga dato, venga informe, venga cuadro. Tesis que, en ausencia de tesis, se convierte en un trabajo académico ramplón y con errores de bulto, pero por el que no cabe acusar a su autor de haber engañado a nadie. Salvo que alguien pueda demostrar que el autor real del trabajo no es Sánchez —el presunto negro Ocaña desmiente que él haya escrito un solo folio— o salvo que alguien pueda acreditar que Sánchez solicitó y recibió trato de favor por parte del tribunal que juzgó su trabajo —amiguismo universitario—, el presidente sale de momento del paso e inicia el contragolpe. Ahora es él quien se presenta como víctima de un montaje destinado a descabalgarle.

Sostiene el gobierno que la oposición de PP y Ciudadanos trata por todos los medios de que Sánchez deje de ser presidente. Es verdad. Lo que ocurre es que muy novedosa la aportación tampoco resulta. Es tradición que la oposición intente abatir, como diría la ministra Celaá, presidentes. La mayoría de las veces todo lo que consigue es que se convoquen elecciones anticipadas y sólo raramente alcanza el objetivo de descabalgar a quien está en la Moncloa. Pero justo eso es lo que consiguió la oposición de izquierdas con el apoyo de los independentistas el primero de junio de este año: tumbar a Rajoy con toda la legitimidad del mundo. O abatirle, en la jerga cinegética que ha puesto en circulación el actual gobierno.

Al contragolpe, el equipo de Sánchez ha organizado para hoy un acto de exaltación de la autoestima que en lugar de ser en Quintos de Mora (visto el éxito de los últimos ejercicios espirituales) será en la Casa de América. Con el presidente como orador y exponiendo sus nuevos planes políticos. Que son muy parecidos a los que tenía hasta ahora —tener presupuestos el año que viene, que no se le ponga mucho peor Cataluña— pero habiendo encauzado ya la exhumación de Franco y en la confianza de que ningún otro ministro le salga rana. El título que el departamento de márketing de la Moncloa le ha puesto a la cosa es "Avanzamos" y la excusa es celebrar los cien días del gobierno, es decir, que haya sobrevivido el gobierno a estos cien días. Sólo con la presencia de los ministros (y van a ir casi todos) ya llena el presidente medio aforo.

Superados los cien días de cortesía, ¿verdad?, a partir de hoy ya puede la oposición cargar con todo lo que tenga contra el gobierno.

El gobierno se ve más sometido a escrutinio que los gobiernos anteriores. Pues bien, no es verdad. Sobre este gobierno están puestos los mismos ojos que sobre los anteriores. Cuando uno llega a la Moncloa, es comprensible, tiene la tentación de pensar que nunca antes pasaron las cosas que le están pasando a él. Pues bien, no es verdad. Como no es verdad que Sánchez sea el primer presidente al que le dimiten ministros.

En siete años no dimitió nadie, dice Sánchez. ¿Se acuerda de José Manuel Soria, ministro? ¿De Ana Mato? ¿Se acuerda de Alberto Ruiz Gallardón? Todos ministros. Dimisionarios. ¿Se acuerda de Esperanza Aguirre? ¿De Pedro Antonio Sánchez? ¿De Cristina Cifuentes?

¿Un ministro puede opinar sobre la prisión preventiva de los procesados por rebelión pero un presidente del gobierno no? Eso es lo que anoche dijo Sánchez. Que sus ministros Borrell y Batet pueden decir lo que piensan sobre la preventiva pero él no.

Ni media palabra, por cierto, de la delegación del gobierno en Cataluña sobre lo que ocurrió este fin de semana en la plaza de Sant Jaume. Los convocantes de una manifestación en favor de la enseñanza en castellano tenían el permiso correspondiente para concluir su marcha en la plaza de Sant Jaume (a la puerta de la Presidencia de la Generalitat) pero no pudieron hacerlo porque la plaza fue tomada previamente por grupos independentistas.

Esta debe de ser la famosa neutralidad de los espacios públicos que el consejero de Interior se garantizar en aquella comparecencia cordialísima y armoniosa que realizó con el ministro Grande Marlaska hace dos semanas.

Neutralidad significa que si los convocantes de una manifestación tienen permiso para que ésta termine en Sant Jaume pero a los independentistas no les parece bien que así sea, entonces le cuelgan a la manifestación la etiqueta de fascista, promueven la acampada de jóvenes contrarios a la marcha en la plaza y dejan que sean los CDR quienes tomen el espacio público el domingo. Y así, cuando la manifestación se encamine hacia la plaza, los mossos de esquadra alegarán que es mejor prevenir que curar e impedirán que la manifestación termine donde estaba previsto. La comunicación oficial expondrá cómo los mossos han evitado que dos marchas de sentido contrario se enfrentaran. Bendita sea la convivencia y quede anotado que en la plaza de Sant Jaume sólo pueden manifestarse los que no hayan solicitado autorización para hacerlo.