Estamos en España, profesor, como para ponernos a mirar las estrellas. Sabiendo que, a este paso, en el 3016 seguirá Mariano Rajoy en funciones, seguirá mudo Pedro Sánchez, seguirá a la espera Albert Rivera y seguirán a tortas los dirigentes de Podemos. No ha esperado Errejón al estudio demoscópico de Carolina Bescansa —Bescancopia— para dar por fracasada la coalición con IU, a ver qué le respondes, Pablo. Aquí no es que estemos mirándonos los pies, Hawking, es que seguimos contemplando extasiados la insoportable levedad de nuestros ombligos.
La liturgia del “yo me reúno, tú te reúnes, nosotros nos reunimos” vuelve a ponerse en marcha hoy. “Sin prisa pero sin pausa”, dijo el señor Rajoy, fiel amante de las frases hechas que no comprometen.
Sin pausa pero con la prisa que no pareció tener la vez anterior, cuando cayó en el tremendo error de cálculo de pensar que el comité federal del PSOE iba a obligar a Sánchez a negociar un gobierno en coalición. Ahora que Rajoy ya sabe que Felipe, Susana, Vara pesan menos de lo que él creía —y arriesgan menos de lo que él esperaba— resultados inmediatos no espera: prevé que Sánchez le dirá que con ellos no cuente pero confía, al menos, en que se muestre más receptivo a una negociación que en el mes de enero.
[[DEST:A este paso, en el 3016 seguirá Mariano Rajoy en funciones, seguirá mudo Pedro Sánchez, seguirá a la espera Albert Rivera]]
De Sánchez lo que se sabe, y no por él, es que ayer estuvo reunido con Felipe. En casa de Felipe. La postura del ex presidente es sobradamente conocida: al que tiene más escaños detrás, que el otro le permita formar gobierno. Si fuera Sánchez quien sumara más apoyos, que se abstuviera el PP. Si es Rajoy quien tiene más diputados, que se abstenga el PSOE. Es decir, la misma postura que tenía Jordi Sevilla hasta que Rajoy sacó 137 escaños.
Los veteranos del Partido Socialista (los que de verdad tienen aún influencia, no Corcuera o Ibarra o Leguina) están en la operación persuasión para hacer ver a la dirección del partido que, siendo incómodo salvarle el sillón a Rajoy es lo menos negativo que hoy puede hacerse. El argumentario lo publicó a lo grande El País en su editorial del martes y no hace falta darle más vueltas. En resumen dice que hay que hacer sufrir a Rajoy y rentabilizar cuanto se pueda la abstención, pero que al final habrá que abstenerse. O en palabras de Jordi Sevilla ayer aquí, que Rajoy tiene que currarse la búsqueda de apoyos pero que, si al final no los consigue, pues ya se verá.
A Albert Rivera también están intentando persuadirle. Los padres fundadores de Ciudadanos, que de pronto son recordados, y entrevistados, en la prensa, para que levante el veto a Rajoy como presidente. La doctrina oficial de Ciudadanos, la de Girauta, dice que hay unanimidad en la dirección del partido respecto de la postura de su líder, y que a los padres fundadores se les agradece que fundaran pero carecen de papel alguno en el partido.
[[DEST:"En Podemos cargan contra Errejón por una campaña pueril, los mismos que antes levitaban con el catálogo de IKEA"]]
Esto, en Ciudadanos. En Podemos, tortas sin disimulo. Errejón desquitándose de Pablo y de Echenique y afeándoles el error de encamarse con Izquierda Unida. La federación andaluza cargando contra Errejón por haber hecho una campaña mansa, de no espantar votantes. Pueril, le dicen los mismos que antes levitaban con el catáologo de Ikea.
El cartel electoral de película flower power de los setenta ha dejado de pronto de gustarles porque sobran sonrisas y faltan caninos, la dentadura lista para merendarse al adversario. La victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana. Y a la derrota unos quieren llamarla Iñigo y los otros, Izquierda Unida.
Nunca ocultó Podemos su condición de partido con variedad de opiniones y donde los debates, a degüello su hace falta, se libran con transparencia en la plaza pública. Otra cosa es la guillotina que les puede estar esperando a quienes debatan demasiado. Pablo Echenique, en su papel de sargento de hierro, se sobró en Telegram. “Ante cualquier conflicto interno buscaré una solución amorosa, pero si ésta se desmuestra inútil actuaré de manera contundente contra quienes no entiendan que las guerras internas nos desangran. Hay que extirpar las malas hierbas de las violencias enquistadas”. Puede sonar a discurso de jardinero, pero es el discurso propio del jefe del aparato advirtiendo de que quien se mueva acabará extirpado de la foto. La crisis que ya vivió Podemos en la legislatura anterior se recrudece sin esperar a que empiece la legislatura nueva. Si entonces lo achacaron a los desajustes propios de un partido en crecimiento ahora podrán achacarlo a los problemas propios de un partido en decrecimiento. En mengua. Purguemos.
