No sólo conservarla, aumentar el número de votos al cabo de ocho años gobernando y perteneciendo a un partido político que se ha visto seriamente castigado en el resto de España sólo cuatro años después de haber empezado a gobernar. Aunque en la dirección del PP prefieran ponerle sordina a esta circunstancia, Feijoo ha probado que con las mismas siglas se puede sacar mejor resultado. Obtiene treinta mil votos más que en las generales de junio y seis puntos más de porcentaje de voto. En Galicia al menos, saca más votos Feijóo que Rajoy. Y saca, desde luego, más que cualquiera de sus advesarios. Dos veces y media más que EnMarea (la marca que incluye a Podemos) y dos veces y media más que el Partido Socialista de Galicia. Sí hay alguien reforzado hoy en términos políticos, ése es el presidente de la Xunta.
Porque reforzado sale también del 25-S el lendakari Urkullu, vencedor claro de las autonómicas vascas y premiado también al cabo de cuatro años de gobierno. El PNV le mete doce escaños de ventaja a Bildu y 18 a Podemos, los dos partidos que le siguen en representacion parlamentaria y que, sumados, aún tiene un escaño menos que los peneuvistas. Urkullu mejora su resultado y reitera su fórmula para aumentar el autogobierno: buscar el acuerdo entre nacionalistas y no nacionalistas en el Parlamento y encontrar una propuesta que no genere enfrentamiento con el estado. No al frentismo.
A diferencia de lo que ocurre en Galicia, el PP se resigna al quinto puesto y apenas nueve escaños (de 75) en el Parlamento vasco. Pierde uno, pero cómo de negro lo vería hace un par de meses Alfonso Alonso cuando perder sólo uno lo recibió anoche —aliviado— como un éxito. Es Podemos en Euskadi quien chocó de nuevo anoche con las encuestas. Le venían atribuyendo entre 14 y 16 escaños y sólo alcanzó a sacar 11. Es su primera vez y once no es mal estreno, pero los 157.000 votos de ayer están a años luz de los 333.000 de las elecciones generales.
El gran damnificado de la jornada electoral es el Partido Socialista. Las encuestas no engañaban. Iba a haber caída pronunciada e iba a haber sorpasso. En Euskadi la ventaja de Podemos sobre el PSE es de treinta mil votos y dos escaños. En Galicia, la ventaja de EnMarea sobre el PSdeG es de veinte mil votos y ningún escaño. Fue un sorpasso menos amplio de lo que se anunciaba pero fue sorpasso. Y eso deja a Pedro Sánchez sin un argumento que le habría venido bien en la guerra que tiene abierta con los barones: el no es no ha sido premiado en las urnas por los votantes.
En ausencia de premio, y después de esquivar periodistas ayer en la sede de Ferraz, César Luena compareció a ultimísima hora para decir que en Euskadi son determinantes y en Galicia han empatado con el segundo. Y se acabó, porque salió escopetado por si acaso a algún periodista se le ocurría plantearle alguna de las trescientas preguntas que habría sido pertinente hacerle a quien sigue siendo número dos del PSOE.
Empieza la semana más larga del PSOE. La tomatina en Ferraz. Hoy Sánchez reúne a la semiejecutiva y tendrá que escuchar ya los primeros reproches por la deriva del partido, obsesionado con competir con Podemos y de mengua e mengua electoral. De aquí al sábado de dolores, afilarán sus dagas los pedristas y los antipedristas. Nadie quiere admitir que es una guerra de poder, aunque lo sea. Unos invocarán la necesidad de cambiar el gobierno de España, a lo Iceta desmelenado… y otros defenderán que lo que está en juego hoy es la supervivencia del partido. Y que para salvarlo hay que neutralizar a Pedro.
A lo mejor ganan ellos. A lo mejor gana él. Y a lo mejor usted se sigue preguntando si es que de eso depende que en España haya nuevo gobierno. La respuesta, me temo, es que no necesariamente. Y no es no. No cuente usted con ello.