MONÓLOGO DE ALSINA

Monólogo de Carlos Alsina: Pujol ha escogido la forma menos parlamentaria de dar explicaciones

Les voy a decir una cosa.

 

“Sicilia, 1932”. La abuela Sofía, de “Las chicas de oro”, se reencarnó hoy en Jordi Pujol. ”La historia del meu pare es una historia larga”, dijo en el comienzo de su declaración de esta tarde, “pero voy a tener que contársela”.

Carlos Alsina | @carlos__alsina

Madrid | 26.09.2014 20:19

Y, en efecto, cumpliendo la amenaza, la contó. Su versión, entiéndase de la historia de un hombre hábil para los negocios que, bajo la autarquía franquista, hace una fortuna en dólares y la guarda fuera de España para asegurar el bienestar futuro del hijo. “Tánger, mil novecientos cuarenta y tantos”. Florenci Pujol trayendo dólares de Marruecos para los empresarios del textil.

Dos meses justos después de aquel comunicado que difundió Jordi Pujol ---también un viernes y también por la tarde--- admitiendo que tuvo dinero sin declarar en el extranjero durante treinta y cuatro años, el ex presidente catalán se ha personado, por fin, en el Parlamento autonómico ---el día que a él le ha parecido bien--- para fingir que no tiene inconveniente en hablar del asunto y fingir también que está dispuesto a asumir la responsabilidad derivada de su prolongado engaño. Si en aquel comunicado de julio dejó sin contar a cuánto ascendía el dinero evadido, quién era el titular de la cuenta andorrana y quién es esa persona que, según él, se encargó de gestionarla, hoy ha aportado sólo un dato más: la cuantía. Eran 140 millones de pesetas de los años setenta pero en dólares, revalorizados cada vez que se devaluó luego la peseta. Que ahora ya no denomina “herencia” sino “legado”. Porque una herencia requiere de papeles que prueben que lo es y Pujol no parece que los tenga.

Para ser un político veterano, tan desenvuelto y tan carismático, el señor Pujol ha escogido la forma menos parlamentaria de dar explicaciones: leer otra declaración, de comunicado en comunicado, y responder luego en bloque a todos los grupos parlamentarios. Aunque se describe como un hombre severo consigo mismo ---por muy duros que sean los reproches que se me hagan, no podrán ser más duros que los que yo me hago (he aquí un hombre mortificado), no se le vio, en realidad, y en esta versión ampliada --en duración, que no en contenido— de su confesión, muy dolido de sus pecados.

En resumen, lo que ha dicho es:

· Que su padre estaba muy pero que muy temeroso de que el arrojo que el hijo mostraba en su labor política (por la que sentía rendida admiración) le acabara causando un perjuicio; ésa fue la causa de que guardara tanto dinero fuera.

· Que el origen de ese dinero era lícito, aunque no lo tuviera detectado Hacienda. O sea, y traducido, en negro.

· Que a la muerte del padre, año 80, él delegó el asunto en dos amigos de éste y no quiso saber más. Sus nombres no los ha aportado.

· Y que él, Pujol, estaba tan ocupado soportando presiones politicas (el 23F, la Loapa) que no tenía en la cabeza ninguna otra cosa.

El porqué durante 34 años no declaró ese dinero y tributó por él no lo ha explicado Pujol. Su relato termina en 1980, cuando desaparece el padre pero permanece el dinero.

Y ha dicho, en fin, que él no sólo no es un hombre corrupto, no sólo no ha obtenido nunca dinero fruto de sus decisiones políticas –de sus hijos no ha dicho nada—sino que construir Cataluña, hacer país, le ha costado dinero. Porque podía haberse dedicado a invertir su fortuna o comprar fincas y escogió, sin embargo, dedicar todo su tiempo, sus recursos, su vida a hacer Cataluña.

El interés ha estado más en las preguntas, y en quienes las han hecho, que en las evasivas que Pujol les ha dado. Desde la blandura de Esquerra Republicana -–sin Junqueras y con la señora Calvet pidiendo perdón por hacer preguntas, muy inocentes todas--, a la frase de Sánchez Camacho –-“usted no ha hecho país, ha hecho dinero”— pasando por la austera crudeza de Albert Rivera –-“nos ha contado usted un cuento pero no cuela”.

Cubierto el trámite, y con la duda de si continuará abierta la legislatura para alumbrar la comisión de investigación prometida, el sucesor de Pujol como gurú de Convergencia Democrática, Artur Mas, puede entregarse ya con fruición a los preparativos de su fiesta de mañana. Sábado, sabadete, el placer de consumar el acto al cabo de dos semanas de preliminares. Viéndose a si mismo como David contra Goliat, el líder estampará su firma en la convocatoria de la consulta mientras acaricia, con la otra mano, la honda. Todo el protagonismo, mañana, para él en una cita que pretende sea solemne y ceremonial y que busca imitar la puesta en escena del presidente Obama cuando firma leyes trascendentales o del rey Juan Carlos (primero) cuando firmó la ley de abdicación. El ritual y la pompa, sean cuales sean las circunstancias.

Que Mas haya comparado a Rajoy con un gigante no habrá disgustado del todo al afectado, aunque el precio sea que Mas se compare a sí mismo con el pastorcillo humilde que llegó a rey de Israel. No es exacto, de todas formas, esto que dice el president evocando el episodio bíblico. Sostiene Mas que David venció a Goliat empleando su astucia. Pero, en rigor, David le ganó pegándole una pedrada entre los ojos que le abrió la frente y cortándole la cabeza con una espada. Y, sobre todo --y ésta es la esencia del relato israelí-- David ganó porque Yavhé estaba de su parte. “Voy por ti con el nombre de Yahvé, Dios de la batalla de Israel”. Salvo que el president pretenda presentarse al mundo como el elegido de Dios frente a los filisteos de la Moncloa --que tampoco hay que descartarlo--, es posible que el símil le haya salido desviado.

Rajoy regresa de la China dispuesto a frenar las aguas del Mas cojo. El lunes, reunión de pastores (digo de ministros) en la Moncloa para ser oídos antes de recurrir la convocatoria. ¿A vosotros qué os parece? Recurréla, recúrrela, recúrrela Marianom, ¡por Dios! Y habrá recurso y luego ya veremos si se va cumpliendo el libro de las profecías.

Hoy los ministros estaban ocupados con otro libro, el de los números. Afinando las previsiones económicas para el próximo año y encajando en ellas el primer borrador de los presupuestos del Estado. La estimación para 2014 ha mejorado, como dijo De Guindos, pero bastante menos de lo que él habría deseado. Del 1,2 al 1,3 % de PIB. Apenas una decimilla. Mejoramos las previsiones para este año, dice el Ejecutivo, dejándola, en realidad, más cerca de donde estaba que de donde confiaba en ponerla hace sólo unas semanas. La recuperación, criatura recién nacida apenas y que más que echar a andar, ha ido gateando, da signos preocupantes de que se está parando.