Pues ahora que Café Quijano saca nuevo disco que se llama “Origen”, déjenme que les diga, y créanme si les digo, que para este programa, La Brújula, venir cada otoño a León es volver a casa. Hoy para nosotros es Navidad porque nos sentimos -los de este programa- un poco leoneses ya todos. De manera que me van a permitir que esta tarde les tutee y que les diga, lo primero, buenas tardes, familia. Buenas tardes, León, y gracias por vuestra acogida.
Es que llevamos ya muchos años viniendo. Muchos, eh. Fijaos si hará años que la primera vez que vinimos, Paco Fernández aún no sabía coger las raquetas. E Isabel Carrasco ¡aun no tenía ningún cargo! Estaba de alcalde Amilivia. Se notaba porque al gallo de San Isidoro le habían puesto gomina. Bueno, al gallo, a la Negrilla y a las Tres Infantas. En aquella época si ibas por la calle con el pelo suelto te multaba la policía local. Como pasa ahora con los vados.
El Húmedo ya era húmedo. Eso no cambia. Y qué bien que no cambie porque vamos a irnos luego a tomar unas tapas de morcillas y unas sopas de ajo. La primera vez que vinimos a León acababan de hacer presidente de Caja España a Santos Llamas, fíjate. Y ahora Caja España es Caja España Duero, se ha fusionado con Unicaja, y Santos Llamas acaba de salir del Consejo alegando razones personales. Al final el que más ha aguantado en el Consejo es Paco Raquetas. Hay gente que nunca se jubila del todo. Dices: hombre, si te pagan 540.000 euros para liquidar tu relación con la Caja, ¿cómo es posible que sigas siendo consejero? Ah, porque la prejubilación era como empleado, y lo que sigo siendo es consejero. La fiscalía ya ha dicho que no hubo irregularidad alguna en el medio kilo que le soltaron cuando le despidieron como empleado.
Es una historia admirable de superación personal ésta. Tu entras a trabajar en una empresa siendo un chaval. Pero luego te vas a la política durante años y años y años. Te tienen que guardar la plaza porque estás de excedencia obligada y vas acumulando antigüedad. Y muchos años después te reincorporas justo a tiempo para que te metan en un ERE y te manden a casa con una indemnización golosa. Por los años que has estado allí dando el callo. Si se organiza un escándalo y tienes que escoger entre tu carrera política y los 540.000 boniatos -uff, qué decisión tan difícil-, ¡mejor la pasta! Y entonces, cuando fruto de no aparecer por la Caja durante doce años te sueltan un buen dinero, descubres que además puedes seguir yendo a las reuniones del Consejo porque sigues siendo consejero. Y te pagan dietas. Bueno, ahora ya no, pero hasta mayo se cobraban. Oye, no sé qué tal se le daba el tenis a Fernández, pero despierto sí parece.
Ahora tienen ustedes alcalde nuevo. El señor Gutiérrez. Luego le preguntaré cómo lo lleva. Y cómo lo llevan ustedes a él. Me han dicho que está el hombre buscando dinero para ponerle tejado a la azucarera de Santa Elvira, que ahora va a ser nuevo Palacio de Congresos. Era una obra muy ambiciosa, ¿verdad? A lo mejor, demasiado ambiciosa, porque las obras ambiciosas suelen ser caras. Ésta sale por setenta millones de euros. Se juntaron el gobierno central, el de la Junta y el del ayuntamiento y dijeron: a ver, a cuánto tocamos cada uno. Pero luego empezaron las tiranteces, que si tú no has puesto aún lo tuyo, que si créeme que lo voy a poner pero dame tiempo, que si con la deuda municipal que tengo estoy como para construir palacios, total, que lo que pasa siempre: uno por otro, el Palacio sin barrer. Y está el edificio de la azucarera pidiendo que alguien lo arrope un poco. No es cuestión de inventar el primer Palacio de Congresos descapotable, o descapotado. Venga a celebrar sus ferias al raso.
A eso le añadimos lo del tren, que tampoco llega, ¿verdad? Nos habíamos hecho ilusiones creyendo que sería este año porque había elecciones, pero nada. Eso también sigue más verde que la botella de la Heineken. De manera que el señor Gutiérrez creo que ha elegido un mal año para ser alcalde. Y encima se le incendió el ayuntamiento. Que se ha sabido ahora que el fuego tuvo su origen en el recalentamiento de una máquina de fichar. Ésa en la que han de retratarse los empleados municipales cuando entran. Sufrió recalentamiento. Pues sí que tiene funcionarios el ayuntamiento. Como se entere Montoro viene a hacer la limpieza él mismo. Y al que quema es al alcalde.
Hay eurodiputados que se inquietan mucho cuando ven aviones militares sobrevolando su pueblo, pero cuando de verdad tienes que inquietarte es cuando veas saltar de los aviones paracaidistas de negro. Porque esos son los de Montoro, los famosos hombres de negro. Se lanzan gritando ¡viva Cristóbal!; y en cuanto aterrizan toman el control de todo. Van por los despachos oficiales como la Guardia Civil por la carretera: parando a la gente para pedirle los papeles.
Luego hablaremos de cuentas y de números en La Brújula de la Economía. Porque antes tengo que dar una noticia a los oyentes que no sé cómo será recibida. Pido a quienes nos escuchen conduciendo que aparquen sus vehículos para evitar accidentes. Amigos, ¡ha vuelto Zapatero! (Si alguien puede atender a aquella señora del fondo que se ha desmayado). Qué impresión. El regreso de ZP. Que no cunda el pánico, sobre todo en su partido, que es donde más temen su regreso a la actividad política. Dices: pues tampoco están para tirar cohetes con Rubalcaba, ¿no? Con lo que fue Rubalcaba, el hombre que más información manejaba, el más inteligente, el que mejor maquinaba, el astuto, el estratega...
Y ahora se ha convertido en el increíble hombre menguante. Cada vez que da una rueda de prensa se le ve más pequeñillo. Como si en cada trance electoral se dejara un palmo. Ahora está tan pequeñito que corre el riesgo de que lo pisen. Porque en su partido hay gente -no mucho más alta que él- que está deseando pegarle un pisotón para quedarse con la casa.
Zapatero ha vuelto no a la política activa pero sí a León, que es su tierra. Ha vuelto para recoger la medalla de oro del Instituto Confucio. El instituto ¿qué? Confucio. Que es un chino. Como Gao Ping pero en honrado. Confucio fue un pensador al que mucha gente confunde con Kung Fu, pero Kung Fu son artes marciales mientras que Confucio era un hombre sabio que vivió en China quinientos años antes de Cristo y que dejó dichas muchas frases redondas. Como dijo Miss Panamá en una célebre gala en la que no brilló precisamente su cultura, “Confucio era un chino y japonés de los más antiguos”. ¿Y por qué es importante Confucio?, le preguntaron. “Ah, porque inventó la Confusión”, respondió ella. Qué es la confusión, ¿y tú me lo preguntas, Miss Panamá?
Claro que a Miss Carolina del Sur le preguntaron en otra ocasión: “¿cual cree que es la causa de que una quinta parte de los norteamericanos no sean capaces de ubicar su país en un mapamundi?” Y ella, con gran seguridad, dijo: “porque hay muchos americanos que no tienen mapamundi en casa, como pasa en Iraq”.
Bueno, el Instituto Confucio que ha premiado ahora a Zapatero es como el Instituto Cervantes, pero en chino, una entidad de aquel país que abre sedes en el resto del mundo en colaboración con universidades. Y fue deseo personal de Zapatero que tuviera una sede aquí, en su tierra leonesa. Yo creo que lo hizo con vistas al futuro.
Como pensaba venirse a vivir aquí cuando dejara la Moncloa, pensó que podía terminar de director del Instituto Confucio. Dices: por qué, ¿por los cuentos chinos que nos contó cuando era presidente? No. Porque tú coges diez citas de Confucio, al azar, las que sean, las pones una detrás de otra y te sale un discurso de Zapatero.
· Por más lejos que el espíritu vaya, nunca irá más lejos que el corazón.
· Mejor que el hombre que sabe lo que es justo es el hombre que ama la justicia.
· La tierra no pertenece a nadie, sólo al viento. Ah no, ésta no es de Confucio, ésta es original suya. Genuina.
En favor de Zapatero hay que decir que él siempre tuvo inclinación hacia el chino. Cuando sus colaboradores le decían: presidente, que viene una crisis económica muy mala, que el mercado inmobiliario se contrae, el indicador de confianza se resiente. Y él ponía cara de entenderles, pero lo que sonaba en su cabeza era esto:
Presidente, que tenemos que reaccionar deprisa, por el riesgo país, las subprime, los credit default swap.
Como si le hablaran en chino. Y así le fue, claro. O así nos fue. De confusión en confusión hasta que llegaron las elecciones de noviembre y le ganó Rajoy. Que Rajoy, en lugar de hablar en chino, habla en jeroglíficos. No hace discursos, hace adivinanzas.
Hay otra frase de Confucio que les viene como un guante a Rajoy y a Zapatero. Es una breve que dice: gobernar es rectificar. Bien lo sabemos en ambos casos, ¿verdad? Bien lo sabemos.