En cuatro horas, el comienzo del verano de verdad. Porque el verano, y las fiestas del verano en España, comienzan cuando sale disparado hacia el cielo, desde el balcón consistorial de Pamplona… el chupinazo que abre ¡los sanfermines! Este mediodía, y dos años después, vuelven los sanfermines de verdad, con Juan Carlos Unzué como maestro cohetero.
Personas con síntomas compatibles con la covid, absteneros de acudir a la plaza consistorial o hacerlo provistos de mascarilla. Bueno, provistos y con la mascarilla puesta. Que, aunque sea al aire libre, va a estar el personal muy apretado en la plaza porque han sido dos años de abstinencia sanferminera y hay muchas ganas de fiesta. A partir de mañana, a esta hora, ¡a correr! Los encierros.
España llega al día del chupinazo resignada a contagiarse otra vez de la covid (la séptima ola aprieta, la ministra dice que usemos el sentido común, la reina Letizia está como yo, contagiada y teletrabajando); llega España al chupinazo soliviantada porque los precios no tocan techo (había que darle tiempo al tope al gas y veinte días después el megavatio hora está en doscientos veintiséis euros); y llega, en fin, necesitada de descanso: el personal necesita poder darse una alegría, aunque sea pequeña, un poco de expansión, de ocio, de celebración, de verbenas populares.
Antes de que el mundo se acabe.
Núñez Feijóo se adjudicó ayer el papel de profeta Jeremías y dio por hecho que esta segunda mitad del año todo empeorará. Donde Calviño ve trimestres complejos y Sánchez, una crisis a las puertas de Europa, Feijóo no sólo la ve ya dentro sino que la percibe 'profundísima'. Advertir ya de lo que viene te permite, en caso de que acabemos cayendo al pozo, aparecer ante la opinión pública como el hombre que lo vio venir, el que gritó la verdad, el que avistó el iceberg y reclamó al capitán que no lo menospreciara. Claro que, a la vez, estar proclamando cada día que el mundo se acaba tiene el riesgo de ser visto, por esa opinión pública, como el agorero que en el fondo desea que el hundimiento se produzca. A ver cuánto tarda el departamento de persuasión y propaganda de Moncloa en exhumar aquello del deplorable Montoro: 'que caiga España, que ya la levantaremos nosotros'. Montoro, aquel ministro que nos clavó a traición la subida del IRPF fingiendo que no lo era. Montoro.
En el argumentario del PP está achacar a Sánchez pasividad y convertirle en un remake de Rodríguez Zapatero
Al PP le funciona ---o eso entienden en casa Feijóo--- el discurso económico. Que consiste en decir que todo va peor de lo que parece y que Sánchez mira para otro lado. Dices: pero si ha aprobado dos decretos con una lista interminable de medidas paliativas. Ya, pero faltan las buenas, que son las que el PP propone. Básicamente suspender el impuesto de carburantes, dando la lata en Bruselas, y deflactar la tarifa del IRPF, que aunque no tenga efectos hasta el año que viene permite decir que has aliviado su carga al contribuyente. En el argumentario del PP está achacar a Sánchez pasividad y convertirle en un remake de Rodríguez Zapatero.
2007 o 2008, cuando el presidente Zapatero se negaba a llamarle crisis a la crisis. Decía: desaceleración. Ralentización. Cosas así. O aterrizaje suave del mercado inmobiliario, que eso era de Solbes. Crecimiento negativo. La salida socialdemócrata de la crisis. En fin, aquellas cosas. La solidez de nuestros bancos es ejemplo para el mundo. Bueno, todo aquello.
Que Zapatero te dé un sobresaliente en gestión económica es como recibir el beso de la muerte
Y es verdad que, visto así, tener en este momento (crisis a la vista, inflación del 10%), tener de principal publicista ahora mismo a Zapatero… objetivamente, igual no es buena idea. Ya sé que el presidente Sánchez no es muy de dejarse aconsejar por quien no le baila el agua, pero… ¿Zapatero felicitando a alguien por su gestión económica? No es buena idea, en serio, presidente. En otras cosas, sí. Políticas sociales, que ahí Zapatero fue pionero: matrimonio homosexual, las restricciones al tabaco, la ley de dependencia. O el pacto antiterrorista, perfecto. Pero la economía… Que Zapatero te dé un sobresaliente en gestión económica es como recibir el beso de la muerte. El petó de la mort. De verdad que no ayuda.
Por cierto, a Felipe González le preguntaron ayer… y le salió el antizapaterista que lleva dentro.
"Hagan caso a De Guindos, lo dice la vicepresidenta yolandista"
A dos días de iniciar su gira por las Españas para escuchar al pueblo verdadero y convencerle de que la mejor izquierda es ella, Yolanda Díaz citó como fuente de autoridad al ex ministro de Economía de Rajoy, autor del rescate bancario y padre de las políticas de ajuste (qué cosas pasan). Luis de Guindos.
Hagan caso a De Guindos, lo dice la vicepresidenta yolandista. No hay que bajar salarios porque entonces a ver cómo paga el personal sus letras. Bajar los salarios no es lo mismo que subirlos poco. O subirlos menos de lo que sube la inflación. Y esto abre otro interesante debate que nos ofrece ---siempre atento a que nos aburramos--- el Gobierno de coalición. Hoy, la vicepresidenta Calviño reúne a patronal y sindicatos para persuadirles de que retomen lo del pacto de rentas que naufragó a principios de año. Pacto de rentas se entiende que es subir salarios en torno a un 2% este año, asumiendo la pérdida de poder adquisitivo, y contener también los beneficios empresariales. Repito: quien convoca a patronal y sindicatos hoy para hablar de salarios y rentas empresariales es la vicepresidenta económica, no la ministra de Trabajo. Porque Calviño viene defendiendo la moderación en las subidas salariales. Pero Yolanda Díaz no.
No es momento de moderar los salarios, muy al contrario. Cuando esta tarde la vicepresidenta Calviño tenga delante a los líderes sindicales, es probable que ellos le digan: nosotros, con Yolanda. De moderar los salarios, nada. Igual el gobierno debería convocarse antes a sí mismo y hacer una sesión de terapia conyugal: el pacto de rentas, ¿en qué queremos exactamente que consista?
Si lo difícil es seguirles, con tanta trifulca, tanta patada en la espinilla y tanto cuento
Ah, que no se llama sesión de terapia conyugal. ¿Cómo se llama, vicepresidenta?
Comisión de seguimiento del Gobierno. Eso será. Que es lo que Díaz ha reclamado que se reúna con urgencia para hablar de los mil millones para el ministerio de Defensa. Los mil millones que los ministros morados y yolandistas rechazan de plano y que ayer aprobó el consejo de ministros al que pertenecen los ministros morados y yolandistas. Comisión de seguimiento lo llaman. Si lo difícil es seguirles, con tanta trifulca, tanta patada en la espinilla y tanto cuento.